Nacía entonces el Frente Polisario que hoy gestiona un «protoestado» en los campamentos de Argelia, donde Embarka vive como refugiada y recuerda en conversación con Efe cómo se organizaban «con mucha discreción» entre células. «La clave del éxito fue su capacidad de organizar a la gente», señala esta histórica militante.

Para ella, el Polisario ha desempeñado un «papel esencial» en la preservación de la «identidad» y, ante todo, en la sensibilización «en el extranjero» donde el frente es considerado el «interlocutor legal» del pueblo saharaui ante la comunidad internacional.

Un movimiento social y político que «desaparecería o se transformaría» cuando termine el conflicto, auguran sus dirigentes.

Polisario, armas y diplomacia

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