En un nuevo capítulo de tensiones, Marruecos se queda sin embajador en Francia

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Por Salem Mohamed 

ECS. Madrid. | La guerra silenciosa entre París y su estado satelital, Marruecos, continúa entre bastidores a través de gestos cargados de simbolismo. Mohamed VI cesa a su embajador en Francia, Mohamed Benchaaboun, dos meses después de marcharse la embajadora francesa de Rabat, Hélene de Gal. Así, ambos países dejan sus respectivas embajadas cerradas. Este cambio de postura se produce en un «contexto de crisis» entre Marruecos y Francia, y «lleva una carga simbólica muy fuerte», señalaron algunos analistas.

La salida del embajador del Reino en París, Mohamed Benchaaboun, fue decidida por Mohamed VI la semana pasada, y lo colocó para hacerse cargo de la gestión del Fondo de Inversiones Mohamed VI, en lo que fue descrito como «un paso más en el malestar diplomático» entre Marruecos y Francia, señaló el digital francófobo Jeune Afrique, próximo a los círculos de poder en Rabat.

La decisión del rey alauí se presenta como un recordatorio, está «simbólicamente cargada de significado en un contexto de tensión persistente con París», subrayó el medio citado.

Apenas un año después de su llegada a la cancillería, en Agosto del 2021, proveniente de la cartera de Economía y Finanzas. “Hemos entrado claramente en una guerra de gestos”, comenta un conocedor de la diplomacia marroquí citado por la misma revista.

Tras las restricciones en torno a los visados, una medida que Rabat consideró como «punitiva y vejatoria dirigida sobre todo a altos funcionarios marroquíes», que fue tomada por el propio Emmanuel Macron. Igualmente se atestigua el desfase entre el calibre de los perfiles de los diplomáticos enviados por París y los nombrados por Rabat, «es normal que Marruecos, muy apegado a la idea de la reciprocidad de las relaciones con su mayor valedor, lleve a cabo una especie de reequilibrio desde la base”, prosigue la misma fuente.

Se trata por tanto de un reequilibrio que se refleja en un paralelismo en las formas. Desde la marcha el pasado mes de agosto de la embajadora de Francia en Marruecos, Hélène Le Gal, no se ha designado a nadie para sustituirla. Y aunque han circulado varios nombres de posibles candidatos a dirigir la embajada francesa en Rabat, pero ninguno ha sido aún enviado por el Elíseo, que no parece tener prisa por cubrir esta vacante. Cabe recordar que Hélène afirmó que Francia nunca abrirá un consulado fantasma en los territorios ocupados de la República Saharaui, lo que seguramente habría irritado a las autoridades del régimen, y muy en particular al titular de Exteriores marroquí, Nasser Bourita.

Mientras tanto, Francia se limitó a proporcionar en su lugar a un interino, Arnaud Pescheux, nombrado Ministro Consejero en la Embajada este verano. Esto sugiere a los marroquíes que para Francia, y especialmente para el presidente Emmanuel Macron, Marruecos no es en absoluto una prioridad, señalan los medios panafricanos.

Lo que obviamente no es del gusto de Rabat, señalan los mismos medios. “Lejos de ser una desautorización de Benchaaboun, esta salida demuestra sobre todo que el malestar entre Francia y Marruecos se asienta a largo plazo”, asegura una fuente cercana al Palacio de Rabat en declaraciones recogidas por Jeune Afrique.

El paso de Benchaaboun por la ciudad de las luces fue tibio. Estuvo aislado en París y no había logrado forjar muchos vínculos dentro de la élite política francesa. Además la ausencia tanto del asesor diplomático Emmanuel Bonne como de la ministra de Asuntos Exteriores Catherine Colonna, Mohamed Benchaâboun se vió obligado a trabajar para desarrollar su red apoyándose en particular en el círculo de amigos de Marruecos en Francia. “Eso no es suficiente para justificar un regreso a Marruecos, solo un año después de su llegada a Francia”, agregó la misma fuente.

Tras el nombramiento de Benchaaboun en octubre de 2021 como embajador de Marruecos en París, Nadia Fettah Alaoui, que lo sustituyó en el Ministerio de Hacienda, también asumió el mando y avanzó en la definición de la hoja de ruta del fondo. Hoy, su estructuración se ha retrasado y requiere la presencia de una figura capaz de implementarla, señala la publicación. «¿Cuál es el punto de dejar a un alto funcionario estatal, una personalidad del calibre de Benchaâboun, en un puesto en París en el contexto actual? Las relaciones entre Marruecos y Francia siguen estando congeladas, y no a punto de desbloquearse, es como dejar de lado habilidades que son de gran utilidad para el reino”, puntualizó el analista consultado.

Así, Marruecos y Francia sacan cada vez más a la palestra pública su particular embrollo que tuvo su pistoletazo de salida con el masivo espionaje marroquí realizado a altos funcionarios franceses con el software israelí Pegasus, entre ellos el propio Emmanuel Macron. Rabat abre así un nuevo capítulo más de tensiones en un contexto político impredecible, que ve como sus problemas y frentes abiertos se multiplican.

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