Así, cerrando el ciclo de la España belicista (seguidista de George W. Bush) de la foto de las Azores y de las armas de destrucción masiva; irrumpió (como pájaro de mal agüero, en medio de la tragedia del 11-M) el Gobierno servil y zalamero de Zapatero. De ahí, se pasó al liderazgo dubitativo, ineficiente e inseguro de Mariano Rajoy que, tornado en presa fácil, allanó el camino para el desembarco en la Moncloa, a uno de los peores gobernantes de la historia reciente de España: Pedro Sánchez, una suerte de virrey venido a menos –con ínfulas de mayordomo real– al servicio de la Corona alauí.