Mohamed Lamine Haddi, saharaui, corresponsal de radio de la RASD, condenado a 25 años por Marruecos en el esperpéntico juicio relativo al campamento de Gdeim Izik, cumple hoy 13 años de cárcel.
En un solo año -2021-, Mohamed Lamine Haddi protagonizó dos huelgas de hambre de 69 y 63 días para protestar por sus condiciones de encarcelamiento. Terribles condiciones tenían que ser para provocar semejante reacción. Baste decir que lleva en aislamiento desde septiembre de 2017. El aislamiento es una medida muy severa, tanto que se mide por días, no por años. El sufrimiento que están infligiendo a este hombre refleja la psicopatía de sus verdugos, de los que Vd. se dice amigo.
Las huelgas fueron durísimas por su duración y por las condiciones en que se llevaron a cabo, sin seguimiento médico, sin ninguna comunicación con su familia, ni siquiera telefónica. La familia no tenía noticias de él. No sabía si seguía vivo.
Ahora Mohamed Lamine sigue en aislamiento, enfermo, sin atención médica, con un oído supurando desde hace años a causa de las torturas, con la vista muy deteriorada, amén de otras enfermedades y secuelas de torturas que la Administración de la cárcel no tiene el menor interés en curar.
Su familia está destrozada. Dice que está enfermo y que se negaron a tratarlo o llevarlo al hospital. “Sufre en un silencio terrible”. A pesar de todo “aún tenemos grandes esperanzas de que la situación cambie, mi hermano sea liberado y vivamos en libertad”. Es este espíritu valiente el que ha permitido al pueblo saharaui no rendirse jamás. Y no se rendirán. Hay que saberlo.
En estas cartas, que tienen como objetivo denunciar la situación de los presos políticos saharauis en cárceles marroquíes, pidiéndole que intervenga, y que Vd. no se digna atender ni contestar, se presenta recurrentemente el caso de Haddi. Este preso es una muestra de las condiciones que padecen los presos políticos saharauis, todas parecidas. Varios llevan seis años en aislamiento. Todos han sido y son torturados, maltratados, humillados. Cuando enferman, ya no hay marcha atrás porque no les atienden. Todos se van consumiendo bajo el patrón de la persistente tortura. Y las familias, a cuestas con el enorme dolor del sufrimiento de sus hijos y de la distancia.
Vd. no hace nada por cambiar esa situación. Tampoco se le ha oído escandalizarse por las espeluznantes torturas y humillaciones a los miles de detenidos palestinos por Israel.
España no sólo no defiende a los saharauis sino que proporciona armas a Marruecos y a Israel, que están en guerra contra el pueblo que ocupan. No es eso lo que se firma en los convenios. Tampoco es la manera de cumplir con la Carta de Naciones Unidas que le obliga a velar por los intereses de los saharauis como ministro de la potencia administradora de iure del Sahara Occidental.
Ojalá no sea así, pero su continuidad como ministro de Exteriores hace sospechar que el Gobierno no tiene intención de cambiar su postura de apoyo al ocupante contra el pueblo ocupado. A la larga, es peligroso ir tan descaradamente contra el derecho. Si el gobierno va contra el derecho, los ciudadanos estarán legitimados para hacer lo mismo. Están dando un ejemplo muy negativo a la sociedad.
Cristina Martínez Benítez de Lugo
Participante en el Movimiento por los Presos Políticos Saharauis