Vacances en pau, el programa estrella que verano tras verano trae a miles de embajadores de la causa, se remonta al 1979. Fueron los primero años con el exilio a flor de piel y muy reciente. Las fotos eran escasas y en blanco y negro.
En el País Valencià, el programa comenzó en los 90, cuando muchas asociaciones valencianas se fueron creando para recibir 10 o 12 menores. Los Ayuntamientos eran los que promocionaban este proyecto y posteriormente, las asociaciones lo comtinuaban. Aquellos años dio a luz en la Comunidad a más de 30 Ong,s de las cuales hoy en Valencia y Castellón sólo quedan en pie 9 y prácticamente con la misma gente que hace más de 30 años.
Los primeros niños y niñas eran muy pequeñ@s, muy tímid@s. No se sabían los nombres hasta llegar el día. Estaban un mes y no se podía repetir con el mismo niño o niña al año siguiente. Venía un monitor, por cada grupo de menores, que también se alojaba con una familia. No podían hablar por teléfono con su familia durante todo el verano, o tal vez solo una vez desde un locutorio que había en los montículos más elevados de los campamentos. Solo se funcionaba con placas solares, no con luz. No había asfalto entre wilaya y wilaya, ni construcciones de cemento, solo haimas y adobe. Había muchos land rovers, pero no todas las familias tenían. Venían y se iban con lo puesto y durante el resto del año la comunicación era con cartas que recibías a través de alguien que visitaba los campamentos en octubre, diciembre o semana Santa. Las cartas siempre llegaban abultadas con pulseras, collares y unas letras que escribían los traductores que habían estudiado en Cuba. Los edificios eran extraños para ellos y nuestras casas, el agua corriendo por un grifo era magia, las llaves de la luz, los parques…. Los campamentos dependían de ayuda internacional, con canasta básica de alimentos, sin productos frescos.
Pero poco a poco la evolución fue llegando a los campamentos y también a los niños y niñas saharauis de vacances en pau. Enseguida se dieron cuenta que repetir con el mismo menor y la misma familia, impactaba positivamente en ambos. La comunicación empezó a ser más fácil cuando empezaron a llegar los primeros móviles ladrillos, y los campamentos se fueron asfaltando entre wilayas, la luz se hizo poco a poco y el cemento y los alquileres en Tindouf.
Poco a poco, también el cambio climático, fue haciendo más insostenible la vida en el desierto con veranos terribles donde los aires acondicionados, las lavadoras y las neveras, no son ningún lujo sino una gran necesidad. Y la globalizacion, llego a todos los rincones. Las haimas son más completas y las estancias con tv hace abrirse al mundo. ¡Menos mal! Porque 50 años exiliados ya es bastante como para no tener derecho a electrodomésticos. La ayuda internacional sigue siendo necesaria, pero va disminuyendo a pesar de la evolución.
Los niños y niñas saharauis de hoy en día, siguen teniendo 8 años pero no son ni la sombra de lo que eran aquellos los años 90. Tampoco las familias son iguales porque la sociedad Valenciana y española también es diferente a la de hace 30 años. Los niños y niñas saharauis actuales, no se asombran del agua corriente, o de una llave de la luz. Pero ¿significa eso que tienen menos derecho a disfrutar de un verano en paz defendiendo su causa?
Vacances en pau es un programa abierto a la población infantil saharaui dentro de unos criterios de edad, nacidos en los campamentos. Desconocen un río o el mar, pero saben que el chocolate es dulce y pueden preferir fresas en lugar de manzanas. Algunas familias acogedoras se sorprenden, porque esperan un niño o una niña que muestre siempre agradecimiento, que se coma todo sin distinguir gustos y que pase mucha hambre en los campamentos.
Los campamentos de población refugiada saharaui, son bastante tristes simplemente porque están privados de libertad desde que se produjo la ocupación. La malnutrición afecta al 80 % de los menores y el desgaste de enfermedades crónicas asociadas a la deficiente alimentación ya representa un gran problema para la población adulta. Los hospitales son precarios, medicamentos escasean. Hay familias mejor y otras con menos recursos. Hay niños y niñas más asiduos de Tinduf y otros menos, pero Vacances en Pau no es un programa asociado a la pobreza, sino asociado a la defensa del Sáhara Occidental, porque el objetivo es ese, no otro. Y para eso necesitamos que la evolución continúe. Que los niños y niñas estudien, avancen y se empapen de otra cultura mientras se lucha por la libertad y la desaparición del romanticismo de los campamentos y la asociación que todavía existe con la asistencia y la caridad. Hoy como antes, siguen dependiendo de la ayuda internacional pero no viven pendiente de que las familias movamos un botón para que ellos coman. Siguen teniendo orgullo y dignidad, hasta la victoria final. Y quieren que los veamos de igual a igual, porque acoger a un niño o niña saharaui es un acto solidario pero no concede superioridad 😏 (EMG)
Origen: Evolución de Vacances en Pau: del blanco y negro al color. | ONG Ajuda als pobles