Es un rostro clave en unas relaciones, las que protagonizan España y Argelia, que cumplen esta semana dos años reducidas a la mínima expresión. El histórico cambio de posición acometido en marzo de 2022 por el Gobierno de Pedro Sánchez en el litigio del Sáhara Occidental, alineándose con las tesis de Marruecos, sigue resultando incomprensible en Argel. También para Abdelaziz Rahabi, ex embajador de Argelia en Madrid y ex ministro de Cultura argelino. En su caso, la sorpresa tiene tintes personales. “Hubo gente que a un lado y otro apostó mucho por construir estos lazos”, se lamenta Rahabi en entrevista con El Independiente.

Es una mañana de domingo en Argel. Rahabi (Guelma, 1954) recibe en su oficina, en el centro de la capital argelina. Fuera llueve a mares. Diplomático ya jubilado, Rahabi conoce bien los pasillos del poder. Sirvió como portavoz del ministerio de Asuntos Exteriores en la década de 1980 y a finales de la década siguiente fue nombrado ministro de Cultura y Comunicación además de portavoz del Gobierno. Muy crítico con la era de Abdelaziz Buteflika, Rahabi es cercano al actual presidente Abdelmadjid Tebboune.

Pregunta.- Imagino que siente cierta nostalgia cuando se habla de las relaciones que una vez tuvieron España y Argelia…

Respuesta.- Es un tema muy poco conocido. No se ha publicado mucho sobre este asunto porque los diplomáticos por naturaleza son muy discretos. La España de los años 70 era un país muy aislado dentro de Europa por la propia naturaleza del régimen y las razones históricas obvias, pero tenía una política árabe muy interesante e independiente. Había desafíos como el problema del Sáhara Occidental, la salida precipitada de España, la huida de miles de refugiados saharauis a los campos de Tinduf, donde viven hasta hoy día, pero también existía un grupo de empresarios y de políticos muy listos, con una visión de futuro muy interesante. Fueron quienes apostaron por el gas. Por aquel entonces incluso entre los países productores de gas había muy pocos implicados en el gas natural licuado (GNL). El único país que tuvo interés entonces en el GNL fue España, concretamente Pedro Durán i Farell. Nació así una alianza en la que Argelia ayudó a España a establecer las plantas de regasificación con el papel de distribución del gas que España sigue teniendo hoy. Para Argelia fue una decisión estratégica elegir a España y comprometerse con el país e invertir muchísimo dinero en la construcción de las plantas. Objetivamente se puede decir que Argelia invirtió en España para tener una relación estratégica. Hoy las cosas han cambiado. Personalmente no pienso que las relaciones entre Argelia y España tengan la importancia que alcanzaron en los años 70.

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