Expolicía tedax, exmilitar y un sanitario se alían para formar a los saharauis en la retirada de explosivos enterrados – ABC Cataluña

Expolicía tedax, exmilitar y un sanitario se alían para formar a los saharauis en la retirada de explosivos enterrados – ABC Cataluña

José Murria, artificiero de la Policía Nacional ya retirado; un exmilitar y un sanitario se alían para formar a los saharauis en la retirada de explosivos enterrados

Foto: Varios momentos del taller desminado en el Sahara. A la derecha, con gorra blanca, el extedax José Murria CEDIDAS

Elena Burés
Según los cálculos de la Oficina Saharaui de Acción contra las Minas (Smaco) son unos siete millones los artefactos distribuidos en la barrera de arena que conforma el muro que separa el Sáhara Occidental, ocupado por Marruecos, de los territorios liberados por el Frente Polisario; siendo así una de las diez zonas más minadas del mundo, según la ONU.

Su pasión de infancia por el mítico ‘Quimicefa’, confiesa entre risas, le llevó al tedax y, una vez abandonó la Policía, se ha dedicado a la formación en seguridad. Fue un amigo, un exmilitar que pasó por Irak y Afganistán, con experiencia en reconocimiento de artefactos (EOR), quien le convenció para viajar, el pasado abril, a los campos de refugiados saharauis a compartir sus conocimientos sobre desminado. Una estancia de diez días, para que la población pueda retirar estos explosivos enterrados, corriendo el menor riesgo posible. «Ellos son los encargados de ir limpiando el terreno: desde restos de artefactos de guerra, munición sin explosionar o material militar abandonado», explica Murria a ABC. En ocasiones, limpiar el terreno significa volver a hacerlo habitable. En zonas de pastoreo, que puedan entrar los rebaños o facilitar el acceso a pozos de agua.

Según los cálculos de la Oficina Saharaui de Acción contra las Minas (Smaco) son unos siete millones los artefactos distribuidos en la barrera de arena que conforma el muro que separa el Sáhara Occidental, ocupado por Marruecos, de los territorios liberados por el Frente Polisario; siendo así una de las diez zonas más minadas del mundo, según la ONU.

«Posibilidades de accidentes hay y no son pocas», sostiene el tedax, que constata que «la guerra sigue activa»

Para ayudar a su ‘limpieza’, por su cuenta y riesgo y pagado de su bolsillo, hasta Rabuni, capital administrativa de los campos de refugiados de Tinduf (en el suroeste de Argelia), junto a Murria y el exmilitar, también se desplazó un sanitario vigués, especializado en asistencia de heridas de guerra para que, en caso de una explosión fortuita, sepan cómo actuar. De torniquetes a vendajes hemostáticos. Los tres impartieron el taller a una treintena de civiles. Algunos, sin ningún tipo de conocimiento sobre explosivos. La mitad eran mujeres que, además de las tareas de desminado, difunden lo aprendido en poblados y escuelas para que quienes topen con un artefacto sepan cómo actuar. «Que no lo toquen, que lo señalicen, que no lo muevan», apunta Murria.

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