A finales de año el Ministerio de Asuntos Exteriores hizo desaparecer de su página web los mapas de Marruecos, Argelia y Mauritania. Un fundido a negro discreto y con cierta nocturnidad que se produjo en un momento en el que José Manuel Albares negociaba la fallida apertura de las aduanas de Ceuta y Melilla, prevista para el pasado miércoles y frustrada por los pretextos alegados durante toda la jornada por los funcionarios marroquíes.

Rabat exige nuevas concesiones a España y una de ellas tiene que ver con el Sáhara Occidental, convertido en uno de los pilares de legitimidad del régimen alauí. El majzén -el círculo que rodea a Mohamed VI y administra el país- reclama como contrapartida a las aduanas que Madrid siga los pasos de Francia y reconozca la marroquinidad de la antigua provincia española, ocupada desde 1976 por Marruecos y considerada por la ONU un territorio no autónomo pendiente de descolonización.

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