FiSahara denuncia que el rodaje de “La Odisea” en Dajla contribuye a blanquear la ocupación marroquí del Sáhara Occidental

FiSahara denuncia que el rodaje de “La Odisea” en Dajla contribuye a blanquear la ocupación marroquí del Sáhara Occidental

Fuente: THE GUARDIAN Christopher Nolan criticised for filming in occupied Western Sahara city

El equipo de Christopher Nolan graba en territorio ocupado mientras la represión contra el pueblo saharaui continúa silenciada por la industria cinematográfica global

Los organizadores del Festival Internacional de Cine del Sáhara Occidental (FiSahara) han alzado la voz contra el rodaje parcial de La Odisea, la nueva superproducción dirigida por Christopher Nolan, en la ciudad ocupada de Dajla, denunciando que esta elección podría contribuir a normalizar medio siglo de ocupación y represión por parte del régimen marroquí.

La película, protagonizada por grandes nombres como Matt Damon, Charlize Theron, Zendaya, Lupita Nyong’o y Anne Hathaway, y financiada por Universal Studios, se describe como una “épica de acción mítica filmada en todo el mundo” con tecnología IMAX de última generación. Su estreno está previsto para julio de 2026.

Sin embargo, el rodaje en una ciudad del Sáhara Occidental bajo ocupación militar marroquí desde 1975, ha provocado la reacción inmediata de activistas, defensores de derechos humanos y la comunidad saharaui en el exilio.

Un rodaje entre dunas y represión

“Dajla es, sí, un lugar bello con paisajes cinematográficos, pero sobre todo es una ciudad ocupada y militarizada donde la población saharaui vive bajo una represión brutal”, denuncia María Carrión, directora ejecutiva de FiSahara.

FiSahara advierte que la presencia de actores y técnicos de alto perfil en Dajla “encubre la ocupación y legitima la narrativa oficial de Marruecos”, en un momento en el que el propio secretario general de la ONU ha denunciado el bloqueo al acceso de organismos internacionales de derechos humanos al territorio desde 2015.

“Filmar en un territorio ocupado sin tener en cuenta la voz de su población o su historia es una forma de complicidad, aunque sea involuntaria”, agrega Carrión. “Si Nolan y su equipo entendieran realmente lo que significa rodar en el Sáhara Occidental ocupado, quedarían horrorizados”.

Cine, propaganda y colonialismo cultural

FiSahara llama directamente al cineasta y a todo el equipo de producción a informarse y solidarizarse con el pueblo saharaui, que lleva 50 años bajo ocupación, con miles de personas desplazadas en campamentos de refugiados y con una juventud que no ha conocido otra cosa que el exilio o la represión.

Marruecos, como recuerda FiSahara, utiliza el turismo, los grandes eventos y la cultura como herramientas de propaganda. Mientras niega el acceso a periodistas independientes, observadores internacionales y ONG de derechos humanos, abre sus puertas a quienes “se ajustan a su estrategia de vender la ocupación como una realidad normalizada”.

La lista de organizaciones que han documentado esta situación es larga y contundente: Amnistía Internacional, Reporteros Sin Fronteras, el ACNUDH de la ONU… Todas coinciden en denunciar un clima de tortura, detenciones arbitrarias, vigilancia, censura y castigos contra quienes defienden la autodeterminación del Sáhara Occidental.

Cultura para resistir, no para silenciar

Desde 2004, FiSahara organiza su festival en los campamentos de refugiados saharauis en Tinduf (Argelia), demostrando que el cine puede ser una herramienta para resistir, denunciar y empoderar. Frente al silencio cómplice de la industria, el festival recuerda que no se puede filmar en territorios ocupados como si nada ocurriera.

En lugar de proyectar imágenes de fantasía sobre tierras robadas, FiSahara propone que se escuchen las historias reales de quienes luchan por volver a ellas. Porque como concluye Carrión: “Los saharauis no pueden rodar películas sobre su propio país, pero Nolan sí puede hacerlo para alimentar una ficción épica. Eso también es violencia”.