Una reciente investigación publicada por Africa Intelligence (16/09/2025) revela cómo París y Rabat trabajan estrechamente para promover una nueva resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que apunte a modificar de raíz el mandato de la MINURSO. La coordinación, descrita como “a bas bruit” (en voz baja, discretamente), pretende dar un paso más en la estrategia marroquí de legitimar su ocupación ilegal y enterrar definitivamente el referéndum de autodeterminación prometido al pueblo saharaui.
El medio señala que “la coordinación entre París y Rabat se intensifica” de cara a la reunión de octubre en el Consejo de Seguridad, donde se decidirá sobre la renovación de la MINURSO. El propio ministro francés de Asuntos Exteriores, Jean-Noël Barrot, mantiene un contacto constante con su homólogo marroquí, Nasser Bourita, y prepara un encuentro con Staffan de Mistura, el enviado especial de la ONU. Esta hiperactividad diplomática no es neutra: responde al empeño de Francia en sostener el plan de autonomía marroquí frente al derecho internacional.
Según el artículo, Estados Unidos sigue jugando un papel clave. El consejero africano de Donald Trump, Massad Boulos, reiteró el 5 de septiembre que para Washington “la autonomía bajo soberanía marroquí es la única solución posible para el Sáhara Occidental”. Francia se encarga de la parte “técnica”, diseñando “un plan de autonomía enmendado y precisado” que lleva discutiéndose desde la visita de Macron a Marruecos en 2024. Se trata de una operación conjunta para maquillar lo que no deja de ser una violación flagrante del derecho a la autodeterminación reconocido por la ONU y el Tribunal Internacional de Justicia.
El artículo incluso revela que París presiona a Rabat para que haga gestos cosméticos, como “una eventual liberación de militantes saharauis en detención”. Esta maniobra busca suavizar la imagen internacional de Marruecos y ofrecer contrapartidas simbólicas que permitan avanzar hacia la aprobación de una resolución favorable en el Consejo de Seguridad. Sin embargo, mientras se habla de “liberación de prisioneros”, cientos de saharauis siguen encarcelados, torturados o condenados a largas penas en juicios sin garantías, como los de Gdeim Izik.
Finalmente, Africa Intelligence subraya que la diplomacia francesa “no está en condiciones de convencer a Argelia de modificar su postura”, ya que las relaciones entre París y Argel están “reducidas al mínimo estrictamente necesario”. Por tanto, Francia delega en Estados Unidos la presión sobre Argel. Esta constatación muestra, una vez más, que las potencias extranjeras actúan como árbitros de un proceso de descolonización que no les pertenece, intentando imponer soluciones contrarias al derecho internacional y al principio sagrado de la libre determinación de los pueblos.
En conclusión, el plan de París y Rabat es claro: sustituir el referéndum por un modelo de autonomía bajo ocupación, convertir el mandato de la MINURSO en un instrumento para blanquear la soberanía marroquí y relegar al pueblo saharaui a la condición de simple “minoría local”. Frente a ello, resulta imprescindible denunciar que ninguna maniobra diplomática puede borrar la realidad: el Sáhara Occidental sigue siendo, según la ONU, un territorio no autónomo pendiente de descolonización, y el único camino legítimo es el referéndum de autodeterminación libre y transparente.
ARTÍCULO BASADO en: Maroc • Sahara occidental : le plaidoyer de Paris auprès de Rabat
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