Medio centenar de presos saharauis sobreviven en condiciones infrahumanas en las cárceles marroquíes. Están presos por sus convicciones políticas -por su defensa del derecho de autodeterminación del Sahara Occidental ocupado por Marruecos- y tras juicios farsa sin ninguna garantía.
Les maltratan sistemáticamente y les humillan. El aislamiento al que les someten dura años. No se les reconoce el estatus de preso político, la comida que tienen es insalubre, no hay higiene, duermen sobre el suelo, pasan frío y no reciben atención médica.
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