- La relación del cantautor Carlos Cano con el pueblo saharaui fue una manifestación de su compromiso con la justicia y los Derechos Humanos. A través de su música, sus acciones y su activismo, dejó un legado de solidaridad que continúa siendo recordado y celebrado.
- Cano abrazó la causa saharaui en 1994, con la llegada de los primeros niños y niñas del programa Vacaciones en Paz a Granada. Apadrinó el primer Festival de Cultura y Artes Populares del Ministerio de Cultura saharaui y dedicó al Sáhara una de sus canciones más recordadas, Un vaso de té verde
Contramutis.-
El pueblo saharaui ha rendido homenaje al cantautor Carlos Cano con la presencia de su hija Amaranta en la XIX edición de ARTifariti, el Festival Internacional de Arte y Derechos Humanos del Sáhara Occidental, que se celebra en los campamentos de refugiados de Tinduf (Argelia).
El homenaje al cantautor andaluz, celebrado en la Escuela Saharaui de Artes de la Wilaya de Bojador, ha sido uno de los momentos más emotivos de la XIX edición de ARTifariti, informa la organización del festival.
El acto, presentado por Federico Guzmán y Taufig Salama, comenzó con la proyección del tráiler del documental El mapa de Carlos (2011), de Pablo Coca, que recoge testimonios de poetas, artistas y activistas sobre la figura del cantautor, que amó y apoyó al pueblo saharaui, al que dedicó su canción Un vaso de té verde
A continuación, el antropólogo Ángel del Río, de la Universidad Pablo de Olavide, trazó una semblanza del artista, subrayando su compromiso con Andalucía, con “los pobres, los desvalidos, la morralla”, como él mismo decía, y con los pueblos resistentes como el saharaui.
El sabio y humanista Ahmed Fadel, “El Rubio”, recordó la importancia de escuchar las canciones de Carlos Cano durante los años de lucha en el frente con Marruecos, invasor y ocupante del Sáhara Occidental tras el abandono de España. El poeta Bachir Alí, al que llaman el García Lorca saharaui, acompañado por Lamina Luali Hasan que lo tradujo, presentó la traducción al árabe de Un vaso de té verde realizada por Bahía Mahmud Awah, además de recitar un poema propio creado para este homenaje al artista granadino.
El Ministro de Cultura de la República Árabe Saharaui Democrática, Musa Selma,entregó una placa de reconocimiento a Amaranta Cano, junto a regalos elaborados por artistas saharauis. También se entregaron obsequios a Ángel del Río, en agradecimiento por su labor de difusión del pensamiento y la obra de Carlos Cano. Amaranta y Ángel correspondieron con la entrega de varios libros, entre ellos una biografía de Carlos Cano y otra de José Saramago, amigo cercano tanto del cantautor como del pueblo saharaui.
“Estoy muy emocionada. Han sido días intensos junto a este pueblo. Todo mi amor, mi cariño y mi apoyo. En nombre de mi familia, mías y de mi hermana Paloma, agradezco a las autoridades saharauis este homenaje a mi padre, en este desierto donde florece la dignidad del pueblo saharaui.”
Recordó que la vinculación de Carlos Cano con el Sáhara “era su forma de mirar al mundo con ternura hacia quienes sufren, con respeto hacia quienes luchan y con esperanza hacia quienes sueñan”. Sus palabras fueron traducidas al hasania durante el acto por Salambuha.
“Mi padre decía que la cultura es la voz de quienes no tienen voz. Por eso, en sus canciones siempre habló de libertad, justicia y dignidad. Y entre esos pueblos olvidados, cantó también por el Sáhara. Canto por los que padecen genocidio, por los pueblos que sueñan ese otro, mundo posible. Entre ellos, el del Sáhara Occidental, que es el hermano de viento y de sol que tanto admiraba.”
El homenaje concluyó con una interpretación musical en fusión entre artistas saharauis y argelinos. Los músicos argelinos Mohamed Hafsi y Hafid Saidi, que desarrollan un taller para escolares en Desert Voicebox, los saharauis Kali Mohamed jeir, Telma Limam, Mrabu mafud y Tarba al tabal, y las cantantes Addada, Binin y Geshmula cerraron una tarde de emoción, memoria y hermandad.
Una versión saharaui de la “Murga de los Currelantes”, hablando de los 50 años de resistencia del pueblo saharaui, escrita por Antonio Martínez, fue el regalo final del equipo de ARTifariti a Amaranta.
Carlos Cano y el pueblo saharaui
La relación de Carlos Cano con el pueblo saharaui fue una manifestación de su compromiso con la justicia y los Derechos Humanos. A través de su música, sus acciones y su activismo, dejó un legado de solidaridad que continúa siendo recordado y celebrado.
Cano abrazó la causa saharaui en 1994, con la llegada de los primeros niños y niñas del programa Vacaciones en Paz a Granada. Apadrinó el primer Festival de Cultura y Artes Populares del Ministerio de Cultura saharaui y dedicó al Sáhara una de sus canciones más recordadas, Un vaso de té verde.
En 1992, como presidente de la Fundación Alhayat, adquirió el cortijo La Rehoya, en la Alpujarra granadina, para acoger a menores saharauis afectados por la guerra, insistiendo en que no se trataba de un gesto de caridad, sino de una acción “por razones de vida, por la dignidad y los Derechos Humanos”.
Tras su fallecimiento en 2000, su compromiso fue reconocido en numerosos actos, como el homenaje póstumo celebrado durante la 27ª Conferencia Europea de Apoyo al Pueblo Saharaui en Sevilla (2001). Hoy, su voz y su mensaje resuenan en el desierto del Sáhara como símbolo de fraternidad, resistencia y esperanza.
Origen: Homenaje del pueblo saharaui a Carlos Cano en ARTifariti 2025 | Contramutis
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