Marruecos vuelve a atormentar el territorio cercano a Canarias al abrigo que no respeta la autodeterminación pendiente del Sáhara Occidental. Vamos, lo de siempre. Esta vez insuflado Rabat por el respaldo de Francia a la opción de la autonomía para los saharauis dentro de su Estado marroquí, tal como hizo previamente Pedro Sánchez y ahora emula Emmanuel Macron. Aunque Francia siempre ha sido más predispuesta a respaldar a Marruecos con respecto a Madrid.
Así las cosas, a la altura de El Aaiún, tenemos hasta diciembre maniobras de tiro que atacan la biodiversidad y agitan los nerviosismos en el sector turístico canario, justo cuando arranca en breve la temporada alta. Si esto es así ya, que aún no se ha despejado el futuro del Sáhara Occidental al amparo de la legalidad internacional, cómo sería la actitud de Marruecos frente a Canarias si lograra absorber sus llamados territorios del sur. Porque lo que es obvio en 2024 es que lo que ocurra con el Sáhara Occidental influirá determinantemente sobre Canarias, no sobre España. El conflicto entre Rabat y el Frente Polisario cada vez es más desdeñado por Pedro Sánchez. Es una contrariedad cuando se suponía que con un Gobierno de coalición de izquierdas habría mayor complicidad y actividad institucional hacia la causa saharaui.
Al Cabildo de Fuerteventura, lógicamente, no le gusta esto. Madrid lanza los mensajes tranquilizadores porque Rabat esta vez sí le aviso, y santas pascuas. Pero Madrid no se percata, o no quiere percatarse, de que deja tirada a Canarias de cara a las próximas generaciones. Lo menos que le interesa a las islas es ser mero testigo del expansionismo marroquí. La pasividad de hoy será una fuente de problemas a medio o largo plazo. Porque el chantaje que le hace Rabat a Madrid al alimón de la presión migratoria y jugar con Melilla y Ceuta, persistirá como arma llegado el momento futuro en el que Canarias esté más sola ante la posibilidad de que sucumba el pueblo saharaui en la ocupación que sufre. No todo podrá hacerlo Argelia.
Si los demócratas ganan a Donald Trump, será un freno en las intenciones de Rabat. No más. Pero ralentizará, al menos, la ambición de Marruecos. Sánchez está solo con el ‘volantazo’ que hizo en el conflicto saharaui, amén de la misiva que envió a Mohamed VI. Así se lo dejó claro su socio de Gobierno (Sumar) y el conjunto del Congreso de los Diputados. Ahora tenemos que tragar con más maniobras militares a las puertas de Canarias. Al que no quiere caldo, dos tazas