EN LA PROVINCIA 53
LO que sucede en el Sahara Occidental, aunque está poblada por pocos centenares de miles de habitantes, y tiene una extensión mayor de la de Gran Bretaña, no ha surgido de la noche a la mañana. La protesta popular saharaui, con acampada de decenas de activistas en Guergarat, una zona clave en el transporte de mercancías entre Rabat y otras capitales subsaharianas desde Mauritania, no es una anécdota. Guergarat se encuentra al suroeste del país, donde finaliza, cerca del mar, el sexto muro de piedras y arena construido por Marruecos para controlar al Frente Polisario, que considera ilegal este paso y la franja en la que se sitúa. No olvidemos que, en la Marcha Verde, en 1975, acamparon, en la todavía provincia cincuenta y tres de España, cincuenta mil civiles marroquíes. Hay otras versiones que aumentan las cifras, con casi tantas o más personas que los saharauis que residían en aquel momento en la zona, y en un contexto en el que la dictadura franquista daba paso a un nuevo gobierno que abandonaría el territorio al año siguiente. Era también el fruto de algunas maniobras del rey Juan Carlos para obtener, a cambio, el apoyo estadounidense a la monarquía. Ese año, las tropas españolas se retiraron, y Marruecos, junto con Mauritania, que apenas se mantuvo tres años, ocupó la zona. El Frente Polisario continuó con la guerra de guerrillas y proclamó la República Árabe Saharaui Democrática.