El compromiso del Aula de Tinduf existe desde que un grupo de escritores españoles solicitó en junio de 2004 –entre los que estaba, paradójicamente, el actual director del Cervantes que defendió en su día a la activista saharaui Aminetu Haidar– que se abriera un aula, petición reiterada en 2010 por la Coordinadora Estatal de Asociaciones Solidarias con el Sáhara (CEAS).
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