Invierno sin noticias: el Sáhara Occidental en el tiempo de silencio

Invierno sin noticias: el Sáhara Occidental en el tiempo de silencio

En España y en buena parte de Europa, el invierno suele coincidir con una bajada del ritmo informativo. Pero en el Sáhara Occidental ese silencio no es estacional ni inocente: es estructural. Cuando desaparecen los titulares, no se detiene la ocupación, no cesa la represión ni se interrumpe el expolio. Simplemente, dejan de contarse. Y ese vacío informativo se convierte en un aliado objetivo del statu quo impuesto por Marruecos desde hace casi cinco décadas.

Mientras la agenda mediática se repliega, en los campamentos de refugiados saharauis el invierno agrava una situación ya de por sí crítica. Las bajas temperaturas, las lluvias ocasionales y la precariedad de las infraestructuras hacen aún más dura la vida cotidiana de una población que lleva casi cincuenta años dependiendo de la ayuda humanitaria. La fatiga de los donantes y la falta de voluntad política internacional convierten esta emergencia humanitaria en una normalidad tolerada.

En los territorios ocupados, el invierno tampoco trae alivio. Los presos políticos saharauis continúan sufriendo condiciones de detención marcadas por el aislamiento, la dispersión carcelaria y la negación sistemática de derechos básicos, incluida la atención médica. La lejanía de sus familias y el endurecimiento de las condiciones climáticas hacen aún más cruel un castigo que tiene un claro carácter político y ejemplarizante.

Este contexto de silencio y desgaste no puede entenderse sin mirar al papel de las instituciones internacionales, empezando por la MINURSO. La misión de Naciones Unidas entra en un nuevo año sin mandato para supervisar los derechos humanos, convertida en un instrumento de mera gestión del conflicto, no de resolución. Su presencia, lejos de proteger a la población saharaui, sirve en la práctica para congelar una situación ilegal sin exigir responsabilidades a la potencia ocupante.

España, por su parte, atraviesa el invierno político refugiada en la ambigüedad. El Sáhara Occidental ha desaparecido del debate público y parlamentario, pese a que la responsabilidad histórica y jurídica del Estado español sigue siendo un hecho reconocido por el derecho internacional. El contraste entre el discurso oficial sobre derechos humanos y el silencio sostenido sobre el Sáhara resulta cada vez más evidente.

Este periodo sin focos también favorece que el expolio de los recursos naturales saharauis continúe sin sobresaltos. Fosfatos, pesca, proyectos energéticos e infraestructuras siguen desarrollándose con la complicidad de empresas extranjeras y la pasividad de la Unión Europea, incluso después de las sentencias del Tribunal de Justicia de la UE que cuestionan estos acuerdos. El saqueo no hiberna; simplemente deja de ser noticia.

En este invierno sin titulares, conviene recordar que el derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación no está congelado ni prescrito. Sigue vigente, aunque se intente diluir en el silencio. Mantenerlo visible, documentado y políticamente exigible es una responsabilidad colectiva, especialmente cuando la ausencia de noticias amenaza con convertirse en una forma más de abandono.

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