Juan Carlos I en la provincia española del Sahara, cuatro días antes de la invasión marroquí: “España cumplirá sus compromisos y deseamos proteger también los legítimos derechos de la población civil saharaui”

Juan Carlos I en la provincia española del Sahara, cuatro días antes de la invasión marroquí: “España cumplirá sus compromisos y deseamos proteger también los legítimos derechos de la población civil saharaui”

El primer golpe que paró Juan Carlos I en el Sáhara – La Vanguardia

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En plena ofensiva diplomática de Marruecos para hacerse con el Sáhara español y el órdago lanzado abiertamente por el rey Hasán II de lanzar una invasión civil del territorio aprovechando la debilidad del régimen español, el príncipe trató de moverse de forma rápida y efectiva. Y lo hizo mediante un viaje sorpresa a la que no era sino una provincia española más.

Se trataba de intervenir, marcar perfil ante el Ejército y la sociedad españolas, y evitar cualquier atisbo de reacción militar o civil. El ejemplo de Portugal y su revolución en una situación de conflicto colonial estaba demasiado cerca, tanto cronológica como geográficamente.

En ese momento, el futuro rey no sólo era plenamente consciente de las negociaciones que mantenían Marruecos y Estados Unidos para evitar que la descolonización de territorio dejase el Sáhara en manos de un Frente Polisario alineado con Argelia y el bloque del Este, sino que él mismo había empezado a negociar con la Administración Ford mediante Manuel Prado y Colón de Carvajal la salida de España e incluso la invasión simbólica que exigía Hasán II: la Marcha Verde, como revelan diversos informes desclasificados por Washington.

De hecho, sólo dos semanas antes de la visita se había activado la denominada operación Golondrina, que suponía la repatriación de los 10.000 españoles y europeos que residían en el Sáhara y todas las tropas. Una orden del presidente de la Junta de Jefes del Estado Mayor, el teniente general Carlos Fernández Vallespín, señalaba la fecha del 10 de noviembre como comienzo del repliegue, lo que dejaba las cosas muy claras y suponía una humillación en toda regla para el estamento militar.

Aún así, el príncipe defendió en su discurso que España cumpliría con sus obligaciones con el pueblo saharaui, algo que no llegó a suceder más allá de seguir defendiendo ante Naciones Unidad la celebración de un referéndum de autodeterminación. “España cumplirá sus compromisos y tratará de mantener la paz, don precioso que tenemos que conservar. No se debe poner en peligro vida humana alguna cuando se ofrecen soluciones justas y desinteresadas y se busca con afán la cooperación y entendimiento entre los pueblos”.

“Deseamos proteger también los legítimos derechos de la población civil saharaui, ya que nuestra misión en el mundo y nuestra historia nos lo exigen. A todos un abrazo y un saludo con el mayor afecto, ya que quiero ser el primer soldado de España”, concluía la breve intervención del jefe del Estado en funciones.

“España cumplirá sus compromisos y deseamos proteger también los legítimos derechos de la población civil saharaui”

Cuatro días, después, el 6 de noviembre, anticipándose a un compromiso alcanzado en secreto, Marruecos envió más de 300.000 civiles de todo el país a invadir el territorio, apenas unos kilómetros. Tras una resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y en clara posición de fuerza, el Rey de Marruecos se avino a negociar y ordenó la retirada el día 9 para que al día siguiente el príncipe volviese a parecer en relación al conflicto, aunque ya para anunciar el inicio de conversaciones con Marruecos y Mauritania.

Una cumbre ya cocinada que culminaría apenas cuatro días después en el Acuerdo de Madrid, que dejaba el Sáhara español en manos de los dos países africanos y sólo protegía temporalmente los intereses pesqueros y de extracción de fosfatos españoles. Aunque España mantenía su apoyo diplomático al referéndum, los saharauis quedaban en manos del régimen alauí, que pronto ocupó la mayor parte de un territorio al que Mauritania acabó renunciando.

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