El programa Vacaciones en Paz se suma a las miles de actividades canceladas por el Covid-19
Ella es Yauda. La primera vez que vino a Córdoba tenía solo 10 años. Llamaba la impresión por su delgadez y su tamaño, impropio de los niños de su edad. Así lo cuenta a Insitu Diario Carmen, su madre de acogida, quien este año, al igual que cientos de familias cordobesas, se quedará sin ver a sus niños saharauis, esos que hoy, más que nunca, necesitan ayuda.
El programa Vacaciones en Paz 2020 estaba ya en marcha. El mismo 14 de marzo, el día que se decretó el estado de alarma, estaba prevista la reunión con las familias repetidoras, unas 130 familias cordobesas que esperaban con ilusión la llegada del verano para recibir con los brazos abiertos a los niños y niñas saharauis que viven en los campamentos de refugiados de Tinduf, en territorio argelino. Toda esa ilusión se desvaneció el 6 de abril, tras recibir un comunicado del gobierno saharaui informando sobre la suspensión del programa. Bea Sánchez, secretaria técnica de la Asociación Cordobesa de Amistad con los Niños y Niñas Saharauis (Acansa), asegura que el impacto “es brutal. Gracias a este programa, 5.000 niños y niñas se alejan durante dos meses de las altísimas temperaturas que tienen que soportar allí, reciben una alimentación equilibrada y se les realizan revisiones médicas. A todo eso hay que añadirle el intercambio socio-cultural”.
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