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Es algo que no se puede explicar con palabras»
Tras conocer a Fatma y acogerla en su casa durante el verano pasado, Mar no duda en describir la experiencia como: «Muy bonita, porque les estás dando algo que ellos nunca han tenido y te lo agradecen. Son puro amor, enseguida te quieren y te empiezan a dar besos y abrazos. De hecho, la primera vez que vi a la niña se me tiró a los brazos con una sonrisa, como si me conociera de toda la vida. Es algo que no se puede explicar con palabras, hay que vivirlo».
Por ello, anima a todas las familias salmantinas a seguir sus pasos y a ofrecerle un hogar a los pequeños saharauis durante dos meses, y más ante la necesidad urgente de candidatas: «El único requisito es poder ocuparse de ellos. Son niños que lo necesitan, porque el verano en el Sáhara es horrible. Hace muchísimo calor y hay bastantes tormentas de aire. La calidad de vida allí no es buena y necesitan ir al médico a revisión, tener un control pediátrico. Además, casi todos vienen con problemas de oído de la arena que se les mete».