«Imagínate que tú y yo somos vecinas y que a mí me gusta tu casa.
Y que, como yo soy más grande y fuerte que tú, decido quedarme con tu casa.
Y, además, le presto una de tus habitaciones a otra vecina, para que pueda utilizarla en vacaciones.
Y a otro vecino le dejo la cocina, para que pueda utilizarla a su antojo.
Dime… ¿No sentirías impotencia?»
Este es el ejercicio de empatía que propone María Blal, una joven que vive en Dajla, una de las wilayas (provincias) de los campamentos saharauis en Tinduf (Argelia). María es una de las alumnas que ha participado en las formaciones de derechos humanos que hemos promovido en los campamentos junto a la Asociación de Familiares de Presos y Desaparecidos Saharauis (AFAPREDESA). En total, han participado 600 jóvenes de cuatro centros educativos; en dos de los centros, se han especializado en Pedagogía de los Derechos Humanos y, en los otros dos, en Comunicación y Derechos Humanos.
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Extracto del artículo: La juventud saharaui a la comunidad internacional: «Tenemos poder, voz y fuerza, y juntas llegaremos a nuestros objetivos» – Mundubat