H.Mohamed. – OPINIÓN
Madrid (ECS).- La excusa inicial por la que el Sáhara se ocupó queda entre las cuerdas cuando el narcotráfico desborda como negocio prioritario de Marruecos en las 4 últimas décadas, jugando esta moneda contra sus propios aliados, el control del contrabando y la trata de inmigrantes con las mafias resultan la segunda cara de la moneda por la que el rey Mohamed VI ejerce su política de extorsión a Europa.
Lejos, en el olvido, se sitúan más de 170.000 refugiados que conforman, con orgullo y actitud, parte de la última colonia de África con la única esperanza de no ser exterminados y vivir en su legítima tierra. Tras casi tres décadas del cese del alto fuego auspiciado por la ONU, Marruecos vuelve a incumplir este tratado intentando atentar contra cientos de civiles saharauis en un contexto de crisis y bloqueo de la brecha ilegal de El Guerguerat por el que la monarquía alauita ha perdido parte sus ingresos en el presente año.
La comunidad internacional vuelve a revivir el debate eterno en el que los intereses se anteponen a los derechos humanos. La firmeza y compromiso de la RASD se basan en los más de 40 años de diplomacia y lucha pacífica por el que el Frente Polisario ha instado a la ONU a la determinación de una resolución por la que los territorios saharauis fueran liberados del yugo colonial marroquí, que mediante esta expropiación de recursos naturales saharauis basa su inexplicable e ilegítima ocupación del Sáhara Occidental integrándolo como parte de su reino.
La guerra en Ucrania ha arrojado luz sobre el funcionamiento de la economía mundial y gobernanza política. De los grandes conflictos mediáticos, tensiones geopolíticas y crisis financieras surgen preguntas que buscan revelar cuál es el problema e intentar relevar el trabajo de las diferentes instituciones y grandes corporaciones mundiales cuya misión multilateral choca con grandes problemas actuales que proliferan a la velocidad de la luz.
El gabinete marroquí está actualmente barajando sus cartas con su mira puesta en seguir expoliando los recursos del Sáhara Occidental con la espera de seguir recibiendo el apoyo característico de potencias hegemónicas como Francia, EEUU, España o Israel para continuar con el nuevo “status quo” post-guerra, que irremediablemente mantenía la celebración de un referéndum en suspense, saboteando los acuerdos entre las dos partes y ratificando la postura de estas potencias a favor de los intereses de distintas multinacionales.
Según la Corte Internacional de Justicia, el Tribunal Superior de Justicia Europeo y la ONU; el Sáhara Occidental se define como territorio no autónomo pendiente de descolonización cuya potencia administradora de iure es España. Sin embargo, en el panorama geopolítico, el estado español carece de voluntad, palabra y representantes que se pronuncien acerca de la descolonización del Sáhara, fijándose durante el tiempo una especie de silencio y complicidad con los intereses marroquíes que el propio gobierno español actual continúa perpetuando.
La excusa inicial por la que el Sáhara se ocupó queda entre las cuerdas cuando el narcotráfico desborda como negocio prioritario de Marruecos en las 4 últimas décadas
Es de tal magnitud la desmesura, indiferencia y distancia política respecto al tema del Sáhara que en la mayoría de los medios parece ser tabú.
La lucha armada es legítima y ha resultado ser la única vía frente a la pasividad de Occidente y la UE.
Origen: La lucha del pueblo del Sáhara Occidental pone a prueba el sistema de derecho internacional