La mujer saharaui en los primeros años del exilio en Tinduf | El Sáhara Occidental

La mujer saharaui en los primeros años del exilio en Tinduf | El Sáhara Occidental
Con motivo del 8 de marzo, día internacional de la mujer, hoy reivindicamos a todas las mujeres saharauis, que, tanto desde los campamentos de refugiados de Tinduf como desde los territorios ocupados del Sáhara Occidental, tanto han tenido que luchar por sus derechos y por los de su pueblo. En esta ocasión, queremos rememorar su papel durante los primeros años del exilio saharaui tras la invasión del Sáhara que supuso la Marcha Verde a finales de 1975. Para ello, nos servimos de un texto extraído del libro Una vida junto al Polisario (Universo de Letras, 2022), con el cual nos acercamos a la vida de la mujer saharaui en aquellos primeros tiempos de los campamentos de refugiados saharauis en la inhóspita hamada argelina de Tinduf.

[…] Las transformaciones de corte revolucionario que intentaba implantar el Polisario en la sociedad saharaui respecto a su etapa tradicional anterior maravillaban a Benda por la audacia en que se pretendían llevar a cabo a pesar de las adversidades del momento. Pero si hubo algo que llamó especialmente la atención a la joven comunista en aquellos primeros meses en la hamada de Tinduf fue que, a medida que aumentaban las dificultades de la organización en aquel exilio, también se incrementó la participación masiva de la mujer en la administración política y económica de los campamentos. La división tradicional de género en el trabajo, que estipulaba, para el hombre, la especialización en el pastoreo nómada y, para las mujeres, la atención familiar semisedentaria, se modificó transformando a los hombres en soldados, que vivían normalmente fuera de los asentamientos de Tinduf, y a las mujeres en organizadoras y administradoras de la totalidad de la vida de los campamentos.

Esta división sexual del trabajo fue precisamente una de las claves del éxito para organizar un Estado en el exilio en los campamentos de refugiados de Tinduf y, al mismo tiempo, mantener la guerra de resistencia contra Marruecos y Mauritania. Una división del trabajo que, por otro lado, se cumplió con eficacia por las dos partes. Los antiguos pastores nómadas eran también buenos guerreros y muchos de los elementos básicos para la batalla, como el conocimiento del terreno, el arrojo o la resistencia ante la adversidad, los saharauis los tenían incorporados de su etapa anterior al exilio e incluso a la colonización española. En este sentido, los hombres saharauis hacen esta especialización en el momento en que se ven abocados a una guerra de resistencia tras la ocupación de su territorio.

Las mujeres, por su parte, habían sido siempre buenas y responsables administradoras del entorno familiar. Mientras la vida tradicional nómada saharaui llevaba a ausentar a los hombres de la jaima durante largos espacios de tiempo, dejaba para las mujeres la toma de decisiones y toda la gestión económica y organizativa de los grupos familiares, una competencia que la aplicarán con eficacia en las wilayas de las nuevas unidades administrativas de los campamentos. Esta asunción de importantes responsabilidades en el exilio por parte de las mujeres irá acompañada de cierto peso político y un reconocimiento público en la sociedad saharaui.

A Benda, le gustaba salir por las noches al finalizar su jornada de trabajo y visitar jaimas amigas antes de irse a dormir. Era frecuente que empezara con un té y se quedara a cenar en la tienda que visitaba a pesar de hacer un vago intento de rechazar la invitación, aunque siempre aceptaba quedarse porque era conocedora del gran sentido de la hospitalidad de los saharauis y de su reticencia a aceptar un no por respuesta en estas situaciones.

En ocasiones, se trataba de visitar a algunos pacientes que había estado tratando para ver el estado y evolución de sus dolencias. Otras veces, eran visitas de cortesía a familias amigas. Pero lo que lo que más le gustaba a Benda era sentarse con dirigentes polisarios y entablar largas conversaciones políticas donde los tés se hacían interminables. Con el pasar de las horas, intercambiaba pareceres entre su posicionamiento político y el de sus interlocutores, sobre la evolución de la guerra o los desmanes de la política internacional, sobre todo los que afectaban a los procesos de liberación nacional que se estaban llevando a cabo entonces en otras latitudes.

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