Israel dice que reconoce la soberanía marroquí sobre la República Saharaui el mismo día que Netanyahu exhibe el mapa global de Marruecos sin el Sáhara Occidental.
Por Salem Mohamed
Madrid (ECS).- Las execrables e injustificadas masacres que está cometiendo el gobierno de Netanyahu contra el pueblo palestino, por el cual está siendo investigado por genocidio por el ICJ, han puesto contra las cuerdas los cacareados acuerdos de Abraham que lograron una tímida apertura con ciertas monarquías árabes, pero que ahora suponen un lastre.
Respecto a Marruecos, todo parecía ir viento en popa. Rabat se apresuró en formalizar su relación con Tel Aviv tres meses después de estallar la guerra del Sáhara Occidental, incluso se enemistó forzosamente con Irán para conveniencia de Israel. Y en su búsqueda desesperada de protección, ya que EE.UU le retiró el apoyo diplomático en este conflicto, Rabat navegó a contracorriente de la voluntad popular en pro de un beneficio mayor, a saber, la victoria definitiva sobre la cuestión saharaui.
Pese a que los acuerdos de Abraham se firmaron en Diciembre de 2020, Israel no reconoció la soberanía marroquí de partes de la República Saharaui hasta el año pasado, es decir, casi 3 años después de la firma de los acuerdos. Un claro indicio de que la normalización no estaba cumpliendo con las expectativas anunciadas en su momento.
Recientemente, en una entrevista, Netanyahu señaló un mapa que mostraba a Marruecos y la República Saharaui como dos países distintos y separados, lo que encendió a los marroquíes defensores de la ocupación de partes de la República Saharaui. Por involuntario que sea, el error de Netanyahu se produce en un momento en que los observadores de la relación bilateral señalan el «desmoronamiento» de la normalización entre Marruecos e Israel. El número de señales débiles ha ido aumentando desde el ataque de Hamás el 7 de octubre y el brutal asedio de Gaza por parte del ejército de ocupación israelí.
La diplomacia parlamentaria está paralizada, las reuniones gubernamentales han cesado y los vuelos directos entre ambos países siguen suspendidos.
En cuanto a la perspectiva de un consulado israelí en Dajla ocupada, una de las principales ciudades del Sáhara Occidental, que Netanyahu había dicho que consideraría abrir en el verano de 2023, nunca había parecido tan lejana.
Sin embargo, los intercambios económicos continúan, esta vez sin ruido mediático, al igual que la cooperación militar, que está en el centro del acercamiento entre Rabat y Tel Aviv. Parece que las relaciones volverán al estado anterior basado en la opacidad.
En este punto, las dos capitales coinciden en su análisis de la situación en el Sáhara Occidental. «La soberanía marroquí es una cuestión de seguridad tanto para Israel como para Marruecos» aunque no se sabe bien qué intereses persigue Tel Aviv en el Norte de África más allá de usar el desierto como campo de pruebas de sus armas antes de dirigirlas contra los palestinos.