Observa desde hace décadas las arenas movedizas del norte de África y sus relaciones, siempre complejas, con la otra orilla del Mediterráneo. Khadija Mohsen-Finan, politóloga e historiadora de origen tunecino, mira con cierto recelo la dirección que ha tomado Marruecos, enzarzado en una profunda crisis con Argelia e inmerso en un regreso a un nacionalismo que condiciona su política exterior.

“Las relaciones entre Argelia y Marruecos atraviesan una grave crisis, que se ha vuelto estructural”, advierte Mohsen-Finan en una entrevista con El Independiente. En agosto de 2021 el régimen argelino dio por rotas las relaciones diplomáticas con Rabat alegando “actos hostiles”, entre ellos, el espionaje a altos cargos argelinos a través de PegasusEl largo contencioso del Sáhara Occidental se hallaba como trasfondo. La analista no descarta incluso el escenario de una escalada militar, avivado por “la posible infravaloración por parte de Marruecos de las fuerzas de su rival” y las tensiones internas en Argelia.
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