La frontera es un verdadero cachondeo. Hemos escuchado hasta la saciedad que se estaba siguiendo entre España y Marruecos “la hoja de ruta”, la cual, a estas alturas, no sabemos en que consiste, aunque a lo mejor era el efectuar tres pruebas de pase de mercancías y todos tan contentos.

¿Se acuerdan cuando nos dijeron que íbamos a vivir una época histórica con la apertura de una aduana comercial por primera vez en la historia?

La Ciudad Autónoma sonreía, como nunca lo había hecho, porque encontrábamos una salida importante a lo que se consideraba una de las nuevas patas de la renovación de la economía de nuestra ciudad.

El sector comercial, la base auténtica del empresariado ceutí, no dejaba de no creer una noticia que no solamente era histórica sino la solución a muchos de los problemas y el cumplimiento de una reivindicación histórica.

Entiendo que ni el propio Pedro Sánchez, por muy hermano que se haya convertido de los altos jerarcas del país vecino, habría imaginado que Marruecos no cumpliría su parte del contrato. Es decir, España cambiaba una política de más de cuarenta años de solidaridad con el pueblo saharaui por el reconocimiento del antiguo Sáhara español como parte del Estado marroquí.

Pero es que la realidad es mucho más fácil aunque queramos creer en otra cosa. Se dice y con razón que las personas no cambian y, por tanto, las naciones tampoco. Marruecos siempre ha engañado a los distintos gobiernos españoles. Da igual quien haya siendo el presidente. Pero no solamente nos ha engañado, sino que nos ha chantajeado. Y no nos quedaba más remedio que callarnos aunque en algunas ocasiones se ha alzado la voz por lo menos un poquito.

Y con la frontera comercial nos han vuelto a engañar. Todas las buenas caras de hace unos meses se resumen ahora a volver a repetir la misma cantinela de siempre. Queremos que Marruecos sea un país hermano, un país amigo, pero hasta los mejores hermanos y los mejores amigos terminan por darte una puñalada por la espalda.

Algunos pueden entender que este artículo estaría pasado de moda, pero las circunstancia han hecho que hasta ahora me fuera imposible expresar mi opinión. Pero bueno, tampoco está demodé, ya que nada se ha solucionado e igualmente dentro de un año también estaría perfectamente de actualidad.