Representada en esta Sesión por la Embajadora Malainin Lakhal, la República Saharaui indicó que “no busca menos que la dignidad de la verdad, la restauración de la justicia y el fin de la impunidad”, e instó a la Comisión “a mantener la cuestión de las desapariciones en el primer plano de su agenda de derechos humanos”.

A continuación el texto completo del comunicado:

Honorable Presidente, Honorables Comisionados, Excelencias, Distinguidos Delegados, se observaron todos los protocolos:

La República Árabe Saharaui Democrática acoge con satisfacción el informe del Presidente del Grupo de Trabajo sobre la pena de muerte y las ejecuciones extrajudiciales, sumarias o arbitrarias y las desapariciones forzadas en África, y llama la atención sobre el sufrimiento que padecen innumerables víctimas africanas de desaparición en todo el continente y los innumerables casos sin resolver.

La desaparición forzada sigue siendo una de las violaciones más graves y persistentes que sufre el pueblo saharaui, derivada de la ocupación colonial marroquí del Sáhara Occidental desde 1975. Este fenómeno ha dejado profundas cicatrices en las personas, las familias y la identidad colectiva del pueblo saharaui, constituyendo un crimen de lesa humanidad persistente y un ataque sistemático a los derechos humanos y la memoria colectiva.

Debido al secretismo de las desapariciones forzadas, que se llevan a cabo desde 1975 en medio de la invasión militar y la feroz guerra de resistencia, es difícil confirmar las cifras exactas. Sin embargo, la Asociación de Familiares de Presos y Desaparecidos Saharauis (AFAPREDESA) informa de miles de víctimas, muchas de ellas recluidas en régimen de incomunicación durante meses o incluso años, algunas incluso durante más de 17.

El informe de dos volúmenes titulado “El Oasis de la Memoria”, coordinado por el doctor Carlos Martín Beristain, investigador veterano en violaciones de derechos humanos en América Latina y otras regiones del mundo, y la Dra. Eloísa González Hidalgo, especialista en estudios de derechos humanos, ofrece la documentación más completa de esta crisis. Trabajan y documentan más de 800 casos de desaparición tan solo entre 1975 y 1993, con aproximadamente 400 personas aún desaparecidas. Dado el reducido tamaño de la población saharaui, la tasa de desapariciones, según afirman, se encuentra entre las más altas del mundo, superando las documentadas en Argentina o Chile y comparable a contextos genocidas como los de Guatemala o Timor Oriental, afirmaron ambos expertos.

Estas desapariciones siguieron un patrón brutal: arrestos arbitrarios sin el debido proceso, detenciones prolongadas en centros secretos como Agdz, Kalaat M’gouna o la infame Cárcel Negra en El Aaiún, y uso generalizado de la tortura. A las familias se les negó sistemáticamente información, lo que generó trauma psicológico duradero y fragmentación social.

Un caso ilustrativo es el de Bachir Ould Selma Daf, de 14 años, secuestrado en 1976 mientras iba a buscar agua. Nunca más se le volvió a ver; los testimonios de supervivientes confirmaron posteriormente su muerte bajo custodia. Otro ejemplo escalofriante es el descubrimiento de una fosa común que contenía ocho nómadas saharauis, entre ellos dos con ciudadanía española, ejecutados por fuerzas marroquíes. El análisis forense confirmó su asesinato simultáneo y su ocultación deliberada.

Las consecuencias de estas violaciones son profundas. En el informe Oasis de la Memoria, aproximadamente el 63% de los sobrevivientes entrevistados habían sufrido condiciones que constituyen tratos crueles e inhumanos. La comunidad vive con un dolor sin resolver y el miedo que estos crímenes generan, mientras que la ausencia de justicia obstaculiza cualquier reconciliación significativa o resolución política.

Hacemos un llamamiento a la Comisión Africana, a la comunidad internacional en general y a las organizaciones de derechos humanos para que apoyen los mecanismos de investigación, identificación y reparación para las víctimas de desaparición forzada en el Sáhara Occidental.

El pueblo saharaui anhela, como mínimo, la dignidad de la verdad, el restablecimiento de la justicia y el fin de la impunidad. Instamos a la Comisión a que mantenga el tema de las desapariciones como una prioridad en su agenda de derechos humanos. Con gusto compartiré con el Grupo de Trabajo informes creíbles e internacionales, incluyendo el libro de investigación de dos volúmenes que mencioné anteriormente, si esto contribuye a comprender mejor su enorme alcance en el territorio.