La supuesta ‘particularidad marroquí’ al descubierto tras el terremoto de Al Haouz – OPINIÓN Mahayub Sidina

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La supuesta ‘particularidad marroquí’ al descubierto tras el terremoto de Al Haouz – OPINIÓN Mahayub Sidina

 
  • Tanto propios como extraños, han tenido vergüenza ajena por la ridícula, lenta y rudimentaria respuesta de las autoridades ante un drama humano de tal envergadura. 
  • La verdadera cara de un régimen opresor, bajo las ordenes de un rey depredador, quedó totalmente al descubierto.
 
Por Mahayub Sidina – OPINIÓN 
 
Madrid (ECS).- Es cierto que, en los últimos años, el Majzén marroquí ha invertido mucho en montar un imperio de propaganda falsa, con el único propósito de mantener a su pueblo hipnotizado y al mismo tiempo engañar a la opinión pública internacional.
 
Intentaba vender una imagen idílica de la supuesta y distorsionada “particularidad marroquí“. La operación es capitaneada por los servicios de inteligencia, en colaboración con otros sectores. Para tal fin, han reclutado a miles de internautas, periodistas, profesoras de universidad y mercenarios extranjeros de la pluma…etc. Ha financiado la creación de centenares de webs, blogs, periódicos y centros de estudios de pacotilla, tanto dentro como fuera del país.
 
No se puede negar que no hayan tenido éxito en algunos aspectos. Gran parte de su población quedó dominada, atormentada o resignada, mientras que muchos europeos,  por interés o hipocresía, no ahorran en halagos a una monarquía feudal, que pisotea a los derechos más elementales de sus súbditos. Y por si eso fuera poco, recurre a las redes de la delincuencia (caso Abu-Azaitar) para transmitir órdenes y amedrentar a los probables díscolos. No hablemos de su asociación con el crimen organizado, como el tráfico de drogas, porque ya forma parte de su propia esencia desde hace décadas.
 
A muchos ciudadanos marroquíes de a pie, se les ha inculcado en la mente que el sátrapa Mohamed VI posee poderes “sobrenaturales” y que contrariar sus orientaciones, o mejor dicho caprichos, expondría uno al “castigo de la divinidad”. En realidad, se refieren a la ira de los diferentes eslabones del Majzén que se encargan de sembrar el terror en las filas de pobres inocentes y ejecutar los trabajos sucios. Dicho desprecio e insulto a la inteligencia de la gente, les llevó, incluso, a tener la osadía de pretender justificar la aparición de Mohamed VI, ebrio dando tumbos en las calles de París, como parte de su “devoción religiosa”. Es el colmo de la hipocresía y la desfachatez.
 
Aquellos que no dan crédito a dichos disparates medievales, que solo la  imaginaria “particularidad marroquí” es capaz de producir en serie, callan y agachan la cabeza por miedo a represalias del Majzén o por temor a encontrarse algún día cadáver tirado en la cuneta.
 
En este ambiente de confusión mental del pueblo marroquí y de corrupción intelectual y moral de sus élites, surge una de las tragedias más graves de los últimos tiempos, el terremoto de la región de Al Haouz. Tanto propios como extraños, han tenido vergüenza ajena por la ridícula, lenta y rudimentaria  respuesta de las autoridades ante un drama humano de tal envergadura. La verdadera cara de un régimen opresor, bajo las ordenes de un rey depredador, quedó totalmente al descubierto. Poblaciones y aldeas enteras, que viven todavía en la edad de piedra, quedaron arrasadas y sus habitantes diezmados sin que nadie se acerque para consolarles o aportarles la más mínima ayuda.
 
La habitual eficacia del Majzén, a la hora de reprimir y perseguir, a los que opinan diferente, no se tradujo, esta vez, en rapidez para socorrer y auxiliar a las víctimas del terremoto. Los diferentes escalones del sistema, esperaban luz verde de un rey, ausente en París, que se despertó 14 horas después del desastre.
 
A pesar de la censura, impuesta por el régimen y la autocensura practicada por los corresponsales marroquíes de algunas cadenas internacionales, la opinión pública internacional no se ha recuperado todavía del choque provocado por el grado de miseria y desigualdad en un país, cuyas autoridades se auto complacen, con su propia propaganda barata, desde lo más alto de sus torres de marfil.
 
El dique Rabat-Casablanca-Marrakech-Agadir-Tánger, que servía de fachada, de aldeas Potemkin a la marroquí, cedió definitivamente ante la dimensión del fenómeno de la miseria en el Marruecos profundo; fenómeno agravado por el desprecio de las autoridades.
 
El rechazo marroquí a la ayuda de muchos países y organizaciones internacionales de la sociedad civil, es un intento desesperado  para ocultar la cruda realidad ante posibles testigos embarazosos. De esta manera, el majzén prefiere sacrificar a los vivos y pisotear a la dignidad de los muertos ante que salga a la luz alguna imagen o testimonio comprometedores. Este comportamiento insólito tuvo el efecto contrario.
 
Todo el mundo sabía que al sátrapa Mohamed VI le gusta ir en paños menores, pero esta vez el terremoto, de la región de Marrakech-Safí, lo dejó desnudo por completo. Al mismo tiempo, su imperio, de propaganda barata, amaneció patas arriba como un castillo de naipes.
 

Origen: La supuesta ‘particularidad marroquí’ al descubierto tras el terremoto de Al Haouz