La corrupción en Marruecos ya no se manifiesta solo en las calles, sino que ahora goza de la protección de los propios servicios de seguridad”, denuncia el hacker que desde hace meses “desenmascara” a la élite marroquí. Como una suerte de tardía justicia poética, el terror por las filtraciones que sacuden el país vecino ha alcanzado a aquellos que durante años espiaron a disidentes y mandatarios extranjeros. El aparato de espionaje marroquí lleva semanas probando la medicina que han administrado a sus víctimas. La aplicación Telegram se ha convertido en el arma que amenaza con desestabilizar los cimientos del régimen. Un hacker que se hace llamar Jabaroot ha puesto en jaque a la Dirección General de la Seguridad del Territorio (DGST), el todopoderoso servicio de inteligencia marroquí.

“El desgastado aparato destinado a proteger Marruecos no es más que una herramienta fuera de control dedicada a proteger a los corruptos, amordazar voces y vender los secretos del reino a precio de ganga, lo que hipoteca el futuro de Marruecos”, advertía hace semanas. En su última revelación acompañada de la difusión de los documentos que prueban la transacción, Jabaroot acusa a Abderrahim Hamidine, jefe de la DST (policía política) en Casablanca, de haber adquirido con su modesto sueldo de funcionario una mansión con piscina en California, uno de los barrios más exclusivos de la ciudad marroquí.

En las semanas previas el objetivo principal de la ira de Jabaroot -al que muchos apodan ya el “Julian Assange” de Marruecos– había sido Mohamed Raji, conocido en Rabat como «Monsieur Écoute», cerebro de las escuchas ilegales y responsable directo de la implantación del software espía Pegasus con el que el régimen alauí ha fisgoneado en los teléfonos móviles de Pedro Sánchez o Emmanuel Macron así como buena parte de sus ministros. Pero Jabaroot no se detiene ahí: sus publicaciones salpican a ministros, jueces, altos cargos de la DGST e incluso al círculo íntimo del rey Mohamed VI. Una de las misiones de Raji era precisamente servir de enlace entre palacio y los servicios de seguridad y mantener a buen recaudo los secretos y la información sensible del régimen.

El poder en la sombra en Marruecos

A la derecha, los consejeros reales con más poder. A la izquierda, los hermanos Azaitar.

Contra funcionarios corruptos

En junio puso en la diana al ministro de Justicia, Abdellatif Ouahbi. “Señor ministro, ayer habló usted en el Parlamento sobre Jabaroot. Le dimos la oportunidad de intentar cambiar las cosas para mejor, en interés del pueblo marroquí, la justicia y la verdad. Lamentablemente, en lugar de aprovechar esta oportunidad de oro y convertirse en un héroe, optó por recurrir a la mentira y la negación, recitando ingenuamente los informes falsos que le entregaron y desviando la responsabilidad hacia otros. Tenga en cuenta que Jabaroot está llevando a cabo investigaciones en profundidad. Tendrá que afrontar las consecuencias…”, advertía con un estilo propio de los mensajes anónimos que recibe el inspector Jaritos en las novelas negras del escritor griego Petros Márkaris.

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