La vuelta al mundo SAHARAUI en 10 “breves” (RESUMEN)

La vuelta al mundo SAHARAUI en 10 “breves” (RESUMEN)

Sáhara Occidental: ¿Un conflicto silenciado o un símbolo persistente de resistencia global?

El conflicto del Sáhara Occidental es, desde hace casi medio siglo, una de las mayores vergüenzas de la comunidad internacional. Un pueblo sometido a la ocupación, a la violencia sistemática y al expolio de sus recursos, mientras gobiernos cobardes, medios de comunicación vendidos y organismos internacionales hipócritas miran hacia otro lado. Sin embargo, contra ese olvido planificado, la causa saharaui resiste. Resiste como un grito incómodo que no desaparece, como un símbolo persistente de dignidad y lucha en un mundo acostumbrado a traicionar a los débiles.


El gran pacto del silencio: medios cómplices…

El Sáhara Occidental es víctima no solo de la ocupación militar marroquí, sino también de una maquinaria de silencio tejida con complicidades internacionales. Los medios de comunicación europeos y estadounidenses apenas mencionan la brutal represión que sufre la población saharaui en las ciudades ocupadas, los asesinatos selectivos con drones israelíes en la zona liberada o la permanente violación de los derechos humanos. El sufrimiento saharaui no vende titulares. No interesa a los lobbies energéticos ni a las cancillerías occidentales.


El gran pacto del silencio: … y gobiernos traidores

España y Francia son cómplices de esta tragedia. La Moncloa ha entregado al pueblo saharaui a cambio de chantajes migratorios y supuestas promesas de estabilidad en Ceuta, Melilla y Canarias. Washington bendice la ocupación porque le conviene para sus acuerdos sucios con Marruecos e Israel. Y Bruselas calla mientras las empresas europeas saquean los recursos saharauis: fosfatos, arena, pesca. Todo vale si se garantizan contratos y frontera sur blindada. La traición es global.


Pero la resistencia no muere: los pueblos no olvidan

A pesar de esta infame conspiración de gobiernos y medios, la lucha saharaui vive gracias a los pueblos. A las ONGs que denuncian el expolio económico y la represión. A los comités de solidaridad que cada año salen a las calles de Madrid, París, Montevideo o Johannesburgo. A los sindicatos, las universidades, los colectivos sociales que recuerdan que la causa saharaui es la causa de todos los pueblos que luchan contra el colonialismo y la ocupación. Y sobre todo vive gracias a la juventud saharaui. A los que nacieron en los campamentos de Tinduf, a los que resisten en las calles de El Aaiún, a los que denuncian en las redes sociales el racismo, la violencia y la explotación de Marruecos. Jóvenes que no se resignan a ver morir su nación bajo la bota marroquí y la indiferencia mundial.


Del Sáhara a Palestina: una misma lucha contra la ocupación

No es casual que en cada manifestación por Palestina ondeen también banderas saharauis. Dos pueblos ocupados, dos causas hermanas que comparten el dolor de la tierra robada, la represión militar, el muro del apartheid, la complicidad de Occidente. Marruecos e Israel son hoy aliados declarados: intercambian armas, tecnología de espionaje, tácticas de guerra contra los pueblos oprimidos. La solidaridad debe ser global, porque la opresión también lo es. Desde América Latina hasta Sudáfrica, desde las calles de Bruselas hasta las de Argel, quienes defienden la justicia para Palestina no pueden olvidar al Sáhara Occidental. Son dos frentes de la misma lucha contra el neocolonialismo.


Una juventud que no se rinde: identidad, arte y resistencia digital

El arma más poderosa del pueblo saharaui hoy es su juventud. Una generación que ha crecido bajo la bandera de la República Árabe Saharaui Democrática, pero también bajo el fuego marroquí, la marginación, el exilio. Esta generación no pide permiso a nadie: crea sus propios documentales, escribe su propia poesía, canta su propia historia de resistencia. Su actividad demuestra que el relato saharaui no será escrito por los colonizadores ni por sus cómplices. Será escrito por el propio pueblo saharaui.


La nueva Intifada saharaui es cultural y global

Esta juventud saharaui está protagonizando una auténtica intifada cultural. Su arma no es solo la lucha armada o la resistencia civil en las calles de El Aaiún: es la palabra, la música, el cine, las redes. Es la capacidad de convertir su causa en parte de un relato global de justicia, decolonialidad y dignidad. Mientras los gobiernos callan, mientras los medios europeos ignoran, mientras la ONU miente, son ellos quienes mantienen viva la historia de su pueblo. Y con cada poema, canción o vídeo, le recuerdan al mundo que el Sáhara Occidental no es pasado. Es presente. Y es futuro.


Argelia, el Polisario y la diplomacia del Sur Global: aliados necesarios pero insuficientes

Argelia sostiene la retaguardia política y militar saharaui, y países como Sudáfrica, Cuba o Venezuela mantienen su respaldo. Pero esta alianza no basta. El Frente Polisario sigue atrapado en un tablero diplomático controlado por las potencias que sostienen la ocupación marroquí. La ONU es un cascarón vacío que no hace cumplir ni una sola de sus resoluciones. La Unión Africana es débil ante la presión francesa. La causa saharaui necesita más: necesita el rugido de los pueblos del mundo.


¿Símbolo global o causa olvidada? La batalla sigue abierta

El Sáhara Occidental puede y debe ser un emblema de las luchas del siglo XXI: contra el colonialismo, contra el robo de recursos, contra la dictadura de las fronteras impuestas. Puede serlo si los pueblos despiertan. Si el movimiento anticolonialista mundial —desde el feminismo decolonial hasta el ecologismo radical— adopta la causa saharaui como propia. Porque su historia es la de todos los pueblos negados, borrados, ocupados. El enemigo es poderoso: drones israelíes, lobbies europeos, dinero saudí, espionaje Pegasus. Pero el pueblo saharaui tiene algo más fuerte: la verdad histórica, la dignidad de resistir medio siglo de traición sin rendirse.


El Sáhara no se rinde. Y nosotros no olvidamos.

El Sáhara Occidental es mucho más que una “zona en disputa” o un “conflicto congelado”. Es la última colonia de África. Es la historia viva de un pueblo que eligió resistir antes que arrodillarse. Es la vergüenza de las potencias cobardes que cambiaron principios por contratos. Pero también es una esperanza. La esperanza de que los pueblos despierten, de que la solidaridad rompa el muro de silencio, de que la libertad saharaui vuelva a ser una bandera en todas las plazas del mundo.


PLATAFORMA «NO TE OLVIDES DEL SAHARA OCCIDENTAL»