Una hermosa expresión de solidaridad entre pueblos capitalizada por la Plataforma Unida por la Liberación del Sáhara Occidental (PULSO), que se ha conjurado para revitalizar el apoyo y simpatía de la sociedad española hacia las demandas legítimas de libertad e independencia de los saharauis; exactamente lo contrario de lo que han venido haciendo los diferentes gobiernos españoles en casi cinco décadas.
La potencia ocupante, Marruecos, ha recrudecido la represión contra la población civil en las ciudades y en las cárceles. Las delaciones, detenciones, torturas y asesinatos, las intimidaciones y los montajes policiales están a punto de romper las costuras de la sociedad saharaui, paciente hasta la extenuación, pero que observa el futuro con miedo y aprensión. Militantes independentistas, personal de oenegés y periodistas son el centro de una brutal violencia por parte del ejército marroquí. Mientras el mundo mira para otro lado, el Reino alauita prosigue con una implacable política de terror dirigida a minar las ya de por sí mermadas posibilidades de tutelaje internacional, que debería conducir a un restablecimiento de un marco de negociación y reconocimiento de las partes.
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