El tribunal Supremo acaba de desenterrar el hacha de guerra y la ha clavado en nuestro costado. ¿Acaso somos nosotros el enemigo de España por pedir o exigir nuestros derechos, uno de ellos, es el acceso a la nacionalidad española? ¿Por qué esa voraz guerra contra cualquier saharaui, contra el pueblo saharaui? Guerra, por cierto, en todos los frentes. Muchas veces, invisible y otras, no tanto. Hace años que los grandes medios de comunicación españoles han confinado el conflicto saharaui fuera de sus diarios y si aparecía alguna noticia, los editoriales, eran casi siempre, tendenciosos y contrarios al derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación.
Otra arma de presión ha sido y sigue siendo la ayuda humanitaria, cada vez más escasa.
Pero la política exterior se lleva la palma. Es desde hace décadas agresiva. Muy agresiva con la Causa saharaui y diabólica hasta en sus detalles más nimios. Como el reciente borrón de la ministra de exteriores de la bandera saharaui de un mapa oficial de África. ¡Justo el día de África! Como si la República Saharaui fuera un invento y no una realidad. Un estado miembro fundador de la Unión Africana (UA). Es tal el alineamiento con la tesis marroquí que ya no tienen la decencia ni la vergüenza de ocultarlo.
Es frustrante y dolorosa la política exterior española, y lo que acaba de sentenciar el Supremo es parte de esa política de abandono y desprecio al pueblo saharaui y es al mismo tiempo una injusticia. También esa decisión es un agravio comparativo. Mientras que por un lado se intenta reparar injusticias a través de la Memoria histórica o la concesión de la nacionalidad española a los Sefardíes, en nuestro caso, se hace todo lo contrario.
El Estado español es miembro de las Naciones Unidas y no deja de hablar de respeto a la legalidad internacional, y al mismo tiempo, no deja de violar esa misma legalidad.
Menos mal que contamos con los pueblos de España y con la solidaridad incondicional de la mayoría de la sociedad civil y, contra eso, ni el Supremo, ni Exteriores, ni la Monarquía podrán hacer nada. No, nada podrán contra esa ola de respaldo y generosidad que se concreta cada día en su contribución a este y otros muchos proyectos de solidaridad con el pueblo saharaui.
Limam Boisha, Presidente de Bubisher