Se reivindica como el hombre que ‘resolvió’ el fin del Sáhara Español, precipitado por Marruecos con la Marcha Verde en una coyuntura especialmente delicada para la España de 1975, con el dictador Franco agonizando en el Hospital de la Paz, entonces llamado Ciudad Sanitaria de La Paz, y una compleja transición en ciernes. Juan Carlos viajó a El Aaiún, la capital del Sáhara, a principios de noviembre de 1975. “Ese viaje de unas pocas horas demostró a la opinión pública española que era capaz de actuar con eficacia, que había alguien al mando”, señala el rey emérito en Reconciliación, las memorias zurcidas por la escritora Laurence Debray y que se publican en español el próximo mes.

Juan Carlos reconoce en varios pasajes que aquella página oscura de la historia de España –la salida abrupta del Sáhara Español sin completar su descolonización y dejando a los saharauis en manos de una ocupación militar marroquí que perdura medio siglo después como uno de los conflictos más longevos de África- le sirvió para forjar “una amistad íntima” con el autor de la Marcha Verde, el rey Hasán II que empleó aquella movilización con apoyo de Francia y Estados Unidos para buscar su propia legitimidad tras sobrevivir a una serie de golpes de Estado y tentativas de asesinato.

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