Los Acuerdos de Madrid. La creación de la República Saharaui – Por Jorge Alejandro Suárez Saponaro

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Por Jorge Alejandro Suárez Saponaro | Abogado – Mg en Defensa Nacional | Corresponsal para Diario El Minuto en Argentina

Los fatídicos Acuerdos de Madrid: Un pueblo abandonado a su suerte. 

El mes de octubre de 1975, fue un “mes caliente” para la política española, por un lado en el Sahara los nacionalistas alcanzaron un acuerdo de unidad, el experimento del Partido de la Unidad Nacional Saharaui (PUNS) estaba muerto. En el plano internacional la presión internacional por las condenas a muerte por detenidos acusados del terrorismo, afectaban seriamente la imagen del régimen español. Estos reclamos venían de parte del Vaticano, la Conferencia Epicospal, el Parlamento Europeo, las Naciones Unidas y sectores opositores al franquismo.  A ello se unía las protestas por las condenas a muerte a varios terroristas del ETA y FRAP. Las tensiones en Portugal, al borde de un golpe de extrema izquierda, era también fuente de preocupación para Madrid.  Las internas dentro del franquismo estaban a la orden del día, especialmente dentro de la familia del Generalísimo, donde existía una hostilidad creciente hacia Arias Navarro y el Príncipe Juan Carlos.  La tensión reinante influyó la salud de Franco quién sufrió un infarto el 15 de octubre de 1975.  Este hecho no se hizo público y contrario al consejo de los médicos, el general mantuvo su agenda de audiencias y entrevistas.  El 16 de octubre la Corte Internacional de Justicia hizo público su dictamen, que como hemos visto,  puso en evidencia la falacia de los argumentos marroquíes y mauritanos, lo que llevó a Hassan II a cambiar de estrategia y apostar por una política agresiva, con el riesgo de una guerra, para la cual estaba en desventaja en el plano militar y que no solo podría terminar en derrota, sino terminar con su régimen y la monarquía misma. Es por ello que el hábil monarca alauita, apeló al apoyo de Estados Unidos, Francia y las monarquías conservadoras árabes, mostrando al Frente Polisario como un títere de la Unión Soviética (el tiempo puso rápidamente el nulo interés por el Sahara Español).

“He venido a saludaros y vivir unas horas con vosotros; conozco vuestro espíritu, vuestra disciplina y vuestra eficacia. Siento no poder estar más tiempo aquí, con estas magníficas unidades, pero quería daros personalmente la seguridad de que se hará cuanto sea necesario para que nuestro Ejército conserve intacto su prestigio y el honor. España cumplirá sus compromisos y tratará de mantener la paz, don precioso que tenemos que conservar. No se debe poner en peligro vida humana alguna cuando se ofrecen soluciones justas y desinteresadas y se busca con afán la cooperación y entendimiento entre los pueblos. Deseamos proteger también los legítimos derechos de la población civil saharaui, ya que nuestra misión en el mundo y nuestra historia nos lo exigen”.[1]A fines de octubre de 1975, la invasión militar marroquí era un hecho,  el Alto Mando español había dictado la orden de evacuar el Sahara, y la población saharaui vivía horas de angustia al no saber a ciencia cierta cuál sería su destino. El 2 de noviembre el futuro rey Juan Carlos I voló a El Aaiún y luego de visitar el Cuartel General pronunció el siguiente discurso:

La presencia de Juan Carlos coincidió con el comienzo de la  huida de la población civil, mientras que el ELPS (Ejército de Liberación Popular Saharaui) libraba duros combates con las fuerzas marroquíes. Los centros urbanos quedaron vacíos, la sureña ciudad de La Güera fue evacuada y quedó bajo control saharaui. Localidades del interior como  Auserd, Aargub, Tichla y Bir N’Zaran estaban en manos de fuerzas saharauis. La posición de príncipe Juan Carlos sufrió cambios decantándose por la tesis entreguista. Ruiz Miguel nos dice que Hassan II rápidamente entabló una comunicación vía telefónica. El cuñado del rey marroquí viajó a Madrid y se entrevistó con el príncipe Juan Carlos, el jefe de gobierno, Arias Navarro y el ministro de Exteriores, Cortina.  El 6 de noviembre, Hassan II recibió a Juan Carlos con honores de jefe de Estado en compañía del embajador español en Rabat. En esa reunión el rey marroquí expuso sus argumentos que fueron aceptados por el príncipe y flamante jefe de estado en funciones. Toda una contradicción frente al discurso del 2 de noviembre.

En el seno del gobierno español comenzaron los movimientos que terminaron con los Acuerdos de Madrid.  En la tarde del 7 de noviembre el ministro de exteriores marroquí, Filali se reunió con el jefe de gobierno español, Arias Navarro; el titular de Asuntos Exteriores, Cortina Mauri; y el ministro de presidencia Carro Martínez, ferviente defensor de la tesis entreguista. En ese día fue entregado un mensaje de Hassan II, seguramente con las condiciones de entrega del Sahara Occidental. El gobierno español cedió la “administración” (condición impuesta por el titular de asuntos exteriores Cortina), dejando de lado el discurso del príncipe Juan Carlos, las promesas de antaño y la defensa en Naciones Unidas del derecho del pueblo saharaui a elegir su propio destino. El 8 de noviembre Carro  se reunió con Hassan II y su hermano Mulay Abdallah y abrió el camino para las reuniones tripartitas  de los días 12 y 13 de noviembre. Mientras tanto parte del pueblo saharaui luchaba por su libertad y otros emprendieron el camino hacia el exilio. Los abusos de los invasores pasaron por desapercibidos para el gobierno español, ya sea en Madrid como para el gobierno colonial.


La presión de Rabat no cesó y hablaba de acciones armadas para obtener la cesión de la soberanía del Sahara Occidental, los incidentes armados en la frontera eran constantes. (…)

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