Los campos de refugiados en la provincia de Tinduf (Argelia) son un testimonio de la lucha y la resistencia del pueblo saharaui. Fundados por el Frente Polisario después del conflicto del Sáhara Occidental, estos asentamientos son hogar de saharauis de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD). Las poblaciones de El Aaiún, Auserd, Esmara, Bojador y Dajla se encuentran en los alrededores de Tinduf y Rabuni, y cada una se denomina wilaya, siguiendo la organización territorial original del Sáhara Occidental.

El 94% de estos refugiados depende del reparto del Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas, una ayuda que el diario El País califica de «menguante» a causa del recorte de fondos por parte de los donantes. Desde 2015, lo que se conoce como “canasta básica” ha pasado de una entrega mensual de nueve productos a siete: aceite, azúcar, lentejas, arroz, soja, trigo y harina. También dos kilos al mes por persona de solo tres hortalizas: patatas, cebollas y zanahorias, según la Media Luna Roja Saharaui.

A pesar de las difíciles condiciones de vida y la falta de libertad de movimiento, estas poblaciones han perseverado durante más de treinta años. El censo de ACNUR de 2018 señaló una población de 173.600 habitantes, destacando la diversidad y la resiliencia de la comunidad saharaui.

En un esfuerzo por fortalecer los lazos de solidaridad y comprensión global, el Ayuntamiento de Oleiros (A Coruña) es un abanderado de los quince concellos gallegos que enviaron representantes a estos campamentos saharauis en Tinduf, en Argelia. Su concejal de Comunicación, Pablo Cibeira, se sumó a esta misión política organizada por el Fondo Galego de Cooperación e Solidariedade, la Delegación de la República Árabe Saharaui Democrática en Galicia y España, y la ONG Solidariedade Galega co Pobo Saharaui.