El último reportaje de Africa Intelligence revela la aceleración de las obras de una nueva residencia real en Skhirat, un proyecto desarrollado con discreción y rodeado de interrogantes sobre su financiación y finalidad. En un contexto de desigualdades en aumento y malestar social creciente en Marruecos, la magnitud y el ritmo de esta construcción ofrecen un retrato elocuente de las prioridades del Palacio.
La investigación publicada por Africa Intelligence detalla el rápido avance de la nueva residencia de Mohammed VI en Skhirat, un complejo costero cuyas obras se han intensificado de forma notable en los dos últimos años. Según el medio, «le chantier… s’est accéléré en 2025 et devrait être livré dans les prochains mois», lo que confirma que el proyecto —durante años envuelto en rumores— está ya muy avanzado. El terreno, adyacente al antiguo palacio real, permitirá al monarca «profiter d’un accès direct à la plage», uno de los elementos más destacados del diseño.
Durante un tiempo no hubo confirmación oficial del proyecto, lo que recordaba otros anuncios que nunca llegaron a materializarse. Ahora, sin embargo, «le gros des travaux est désormais réalisé». La ubicación junto al hotel de lujo L’Amphitrite Palace Resort & Spa, adquirido en 2023 por una sociedad emiratí vinculada al sector aeronáutico, revela de nuevo la relación estrecha entre la élite política marroquí y determinados actores económicos extranjeros. Mientras tanto, el antiguo palacio próximo, construido sobre un terreno rocoso y erosionado, debe ser reforzado continuamente mediante «digues artificielles», al contrario que la nueva parcela, asentada sobre una playa natural más estable.
El complejo se organiza en «grappes de bâtiments – cinq en tout», siguiendo el modelo de otras residencias reales recientes, e incluye un garaje marítimo para embarcaciones y motos acuáticas. El reportaje destaca un punto clave: el desconocido estatus jurídico y financiero de la propiedad —«palais royal (financé par l’État) ou résidence royale privée ?»—, un interrogante persistente en la gestión patrimonial del Palacio. A ello se añade la previsión presupuestaria para 2026: «1,54 milliard de dirhams (environ 144 millions d’euros)» destinados a la Casa Real.
Aunque el artículo se centra exclusivamente en la descripción de las obras, lo que muestra entre líneas es un contraste evidente: en un momento de fuertes presiones económicas, desigualdades y demandas sociales en Marruecos, las prioridades del poder parecen orientarse hacia la ampliación del patrimonio real más que hacia las necesidades de la población. Una imagen que resume, sin necesidad de mencionarlo explícitamente, la brecha estructural entre el país oficial y el país real.
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