Noviembre siempre ha sido un mes agridulce para el pueblo saharaui. El 16 de noviembre de 1884, muy lejos de África y sin que este pueblo tuviera media palabra que decir, las grandes potencias europeas decidieron que su tierra pasaba a manos de España. Este intercambio de cromos propio de un patio de colegio volvió repetirse un 14 de noviembre, esta vez de 1975, cuando España decidió que esa misma tierra que antaño reclamó, anexionó y convirtió, primero en colonia y luego en nada más y nada menos que provincia, pasaba a manos de marroquíes y mauritanos. Este último acto de traición el pueblo saharaui no lo iba a pasar por alto, y es, quizás, este acto el origen de todos los males actuales de la región.

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