Malí: al borde del colapso ante el empuje yihadista

Malí: al borde del colapso ante el empuje yihadista
 
ECSAHARAUI
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Por Lehbib Abdelhay

Madrid (ECS).- En lugar de buscar la estabilización del país y de mejorar las condiciones de vida de los más de 24 millones de malienses, el régimen de Assimi Göita ha protagonizado una deriva antidemocrática, prohibiendo todos los partidos políticos y fortaleciendo el apoyo de Rusia. El grupo mercenario Afrika Corps –sucesor del Grupo Wagner y dependiente directamente del ministerio de Defensa ruso– se ha consolidado como el principal sostén militar del régimen y uno de los garantes de la seguridad en Malí.

La coalición AES (Mali, Burkina Faso y Níger), lejos de haber conseguido éxitos en sus operaciones antiterroristas desde su creación hace dos años, ha provocado una profunda reestructuración de los compromisos de seguridad previamente adquiridos y ha forzado a países vecinos a revisar sus estrategias a la hora de crear presión e invertir esfuerzos que satisfagan sus intereses geoestratégicos. Países como Níger, Mali o Chad han roto lazos con sus socios occidentales tradicionales como Francia, Estados Unidos y la Unión Europea, rellenando el vacío de cooperación y las estructuras de seguridad con países como Rusia, China o Turquía.

Otras potencias regionales, como Argelia, Mauritania, Nigeria o Costa de Marfil, también se encuentran inmersas en la reedición de unas nuevas dinámicas de poder vis a vis los países de la AES que les ayuden a salvaguardar su seguridad y prevenir los focos de amenazas que asolan en su vecindario. A Occidente le sobran cada vez menos las amistades en África Occidental, buscando cumplir con las expectativas de los pocos socios preferentes que les quedan (como Mauritania o Senegal) para contrarrestar un posible acercamiento de Rusia y otros competidores.

Por otra parte, la actividad terrorista en la zona no ha hecho más que aumentar en los últimos dos meses. La coalición JNIM, afiliada a Al Qaeda, ha demostrado ostentar una presencia y poder incuestionables en las puertas de la capital maliense, Bamako. El Estado Islámico en el Sahel, muy activo en su zona de operaciones (flanco oriental maliense, en Ménaka, y occidental de Níger, en Tillaberi), también se encuentra fortaleciendo su propia marca convertida desde 2022 en una wilaya más de Estado Islámico, con grandes éxitos tanto mediáticos como operativos.

  • El grupo Jama’at Nusrat al‑Islam wal‑Muslimin (JNIM) — afín a Al Qaeda — está imponiendo una táctica de bloqueo económico, especialmente del combustible, al interrumpir rutas de suministro hacia la capital Bamako.

  • Hay un aumento de los secuestros de extranjeros, lo que indica una capacidad creciente de los insurgentes para operar fuera de sus bastiones tradicionales.

  • La Unión Africana ha llamado la atención sobre la situación de urgencia debido al empeoramiento de la seguridad.

  • A pesar de los temores de que JNIM pueda tomar la capital de Mali, el gobierno militar maliense lo niega, afirmando que la situación está “lejos” de ese escenario.

Los ataques yihadistas de grupos como Al Qaeda (JNIM) o Estado Islámico (tanto en el Sahel como en lago Chad a través de ISWAP) están poniendo contra las cuerdas a unos gobiernos nacionales que únicamente buscan preservar su poder y control del estado a cualquier coste, manteniendo así unos regímenes que han llegado la mayor parte de ellos a través de un golpe de estado, el último de ellos Níger en julio de 2023. Sin embargo, la imposibilidad de disminuir las dinámicas del terrorismo regional está poniendo en peligro la popularidad de estos sistemas de gobierno, lo que frecuentemente está desembocando en intentos de golpe de estado que buscan socavar el actual régimen e instaurar una nueva autoridad.

Mientras los intentos de tomar el poder fallan en su cometido, las juntas militares están optando por emplear tácticas más coercitivas, incluyendo detenciones, arrestos arbitrarios, violaciones a los derechos más básicos y castigos ejemplarizantes, en un desesperado intento de acallar las voces que ponen en duda la verdadera efectividad de los gobiernos militares afincados en el poder.

«La sociedad civil, atrapada entre el fuego cruzado de grupos armados y fuerzas de seguridad, enfrenta un panorama de inseguridad agravado por múltiples factores. 

No solo sufre la violencia yihadista, sino también los abusos de las fuerzas estatales, la rampante y depredadora economía criminal, que no hace más que crecer con el paso de los años y de la que cada vez más sectores de la población dependen, y los conflictos interétnicos, que juegan un papel crucial en la dinámica de los conflictos locales. Este entorno se ve agravado por los impactos del cambio climático: inundaciones, sequías y la desertificación empujan a las comunidades a migrar en busca de tierras más fértiles, aunque esto signifique someterse al control de grupos islamistas o de milicias tribales en conflicto.

El Sahel se ha convertido en un nuevo espacio de competición geopolítica multinivel, por lo que atraviesa uno de sus momentos más críticos a su seguridad. Los focos de conflicto son numerosos y las partes que intervienen, lejos de proporcionar la protección necesaria, están inmersos en sus propias agendas e intereses, dejando a la población local sumida en una de las crisis humanitarias más graves y extensas geográficamente a las que ha podido hacer frente.

Riesgos y posibles escenarios (en Mali):

  • Riesgo de colapso funcional del Estado: Si persisten los bloqueos y el gobierno no recupera control sobre las rutas vitales de suministro, la capacidad estatal para operar podría verse muy erosionada.

  • Efecto dominó regional: Se teme que si Mali se debilita aún más, otros países del Sahel podrían verse igualmente afectados por insurgencia, inestabilidad política y crisis humanitarias.

  • Victorias simbólicas para los yihadistas: Aun sin tomar la capital, el hecho de poder paralizar una capital mediante bloqueos envía un mensaje de debilidad del gobierno, lo que puede erosionar la confianza ciudadana.

Origen: Malí: al borde del colapso ante el empuje yihadista – ECSAHARAUI


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