MARCHA VERDE AL TARAJAL – por Pepe Taboada, antiguo soldado español en los últimos años de la presencia española en el Sahara Occidental, Presidente de Honor de CEAS-Sahara y con nacionalidad saharaui

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En su día, el Sahara Occidental era la provincia española número 53 y los saharauis, a pesar de que tenían DNI español, sufrieron las ansias expansionistas del Reino de Marruecos. Hoy son los habitantes de Ceuta los que sufren esta invasión programada desde el poder por nuestro vecino del sur. Y lo ha hecho utilizando como instrumento a menores y a familias enteras desesperadas para presionar a España y a la Unión Europea.

Nosotros hoy nos podemos defender. Enseguida llegan a poner orden la Legión, la Marina, la Guardia Civil y demás cuerpos de seguridad. En el Sahara, la Legión y todo el ejército español salieron corriendo y dejaron indefensa a la población saharaui ante una invasión más militar que practicó crímenes de lesa humanidad y un genocidio similar al practicado por la Alemania Nazi en la Segunda Guerra Mundial.

La monarquía marroquí alimenta su expansionismo con sus vecinos, tal y como han demostrado a lo largo de la historia con otros países, antes de la invasión al Sahara Occidental. No reconoció la independencia de Mauritania hasta pasados 12 años y fue gracias a la firmeza y a las presiones que recibió de la Liga Árabe; se intentó aprovechar de Argelia cuando el país se encontraba más debilitado por su lucha de liberación contra el colonialismo francés; también sin éxito, gracias a la fortaleza del ejército argelino, que obligó al reino de Marruecos a retroceder y a negociar las fronteras heredadas del colonialismo, como estipula la legalidad internacional.

Ahora le ha tocado a España y, si no responde con más firmeza y con más fuerza que el invasor marroquí, nuestro país seguirá viviendo bajo el chantaje constante, sufriendo la intromisión en sus asuntos internos y, por ende, cediendo su soberanía al monarca que se dice amigo y vecino. De momento, España ha cedido al chantaje una vez más. Rápidamente, nuestro Gobierno ha proporcionado 30 millones de euros con el objetivo de “reforzar el control de los flujos migratorios irregulares». La anterior “ayuda”, suministrada en 2006, no se empleó en su totalidad para esos fines, sino para usos particulares. Estas “ayudas” nunca serán suficientes, siempre querrán más y más. Y si no es dinero, será otro el tipo de presión, el Reino de Marruecos tiene muchas.

El Gobierno español, que no defiende como le corresponde una solución justa y democrática para el Sahara Occidental, se ve cada vez más presionado para reconocer la soberanía marroquí sobre el Sahara Occidental, tal y como hizo Donald Trump en su día. El Gobierno marroquí no admite la intervención de las Naciones Unidas para buscar una solución legal y definitiva al conflicto a través de un referéndum que garantice la libre autodeterminación del pueblo saharaui. Esto “le pone de los nervios”. La atención sanitaria a Brahim Gali en España es solo una excusa para seguir confundiendo a la opinión pública española y a algunos partidos que utilizan “todo” para criticar al Gobierno.

Si seguimos actuando como hoy, continuarán los chantajes infinitamente. Así que es preciso mantenerse firme para que se respete nuestra soberanía e independencia, sin injerencias de ningún tipo por parte de nadie. Hasta este momento, tan solo el Gobierno del Aznar ha respondido con la firmeza y la fuerza necesaria, la única que entiende nuestro vecino del sur. Fue en 2002, cuando la Marina Real de Marruecos ocupó el islote de Perejil. Entonces Marruecos sí comprendió que ni podía ni debía chantajear a España. Y funcionó porque se le respondió con las mismo armas.

José Taboada

Presidente de Honor de CEAS Sahara