ECS. Madrid. | Marruecos continúa aplicando la política hostil contra todo aquel que se posicione a favor de la legitimidad internacional en el Sáhara Occidental. Ayer, el embajador de Marruecos ante las Naciones Unidas, Omar Hilale, condenó el «apoyo incondicional» de Sudáfrica al Estado saharaui en su lucha contra la ocupación marroquí, según informaron fuentes oficiales marroquíes. En su misiva, Marruecos no dudó en acusar a Sudáfrica de apoyar el derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación.
El mensaje del diplomático marroquí se produce en el contexto de una carta que el Frente Polisario, a través de su representante, Sidi Omar, envió a la presidencia del Consejo de Seguridad de la ONU sobre el deterioro de la situación de los derechos humanos en los territorios ocupados del Sáhara Occidental.
El ataque del Reino de Marruecos a Sudáfrica se produce pocos días después de que el presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa, y líder del Congreso Nacional Africano (ANC), reiterara su apoyo inquebrantable al derecho inalienable del pueblo saharaui a la autodeterminación, instando a la comunidad internacional a acelerar sus esfuerzos para resolver el conflicto en el Sáhara Occidental.
Sudáfrica también subrayó que el Reino de Marruecos, miembro de la Unión Africana y, por lo tanto, obligado a respetar la Carta Fundacional y las decisiones de la Comisión Africana, no tenía soberanía alguna sobre el Sáhara Occidental, una posición reconocida en muchas resoluciones de la Unión Africana, las Naciones Unidas y la sentencia de 1975 de la Corte Internacional de Justicia.
Antes de Sudáfrica, Marruecos lanzó una histérica campaña hostil basada en el vandalismo diplomático contra varios países que apoyan la aplicación de las resoluciones de la ONU para poner fin al conflicto saharaui.
Anteriormente, Marruecos anunció en marzo que había cortado los lazos con la Embajada alemana en Rabat debido a la afirmación de Berlín de su adhesión a la legitimidad internacional para resolver el conflicto en el Sáhara Occidental. Ya a principios de mayo, el Ministerio de Asuntos Exteriores marroquí criticó la posición de Alemania rechazando el reconocimiento del ex presidente estadounidense Donald Trump sobre la supuesta soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental.
Alemania por su parte se mostró perpleja y sorprendida, pidiendo al Reino de Marruecos que aclare su decisión de convocar a su embajador en Berlín para una «consulta», subrayando que las acusaciones en su contra «carecen de fundamento» y que la posición del gobierno alemán sobre la cuestión del Sáhara «seguirá siendo la misma».
En un contexto relacionado, Marruecos extendió su política de chantaje contra España, que, como la comunidad internacional, se ha negado a seguir la aventura de Trump.
El no reconocimiento de su supuesta soberanía sobre el Sáhara Occidental, ocasionó el enfado en Rabat, y el régimen envió de miles de marroquíes a la ciudad autónoma de Ceuta, en un miserable intento de presionar a Madrid después de recibir al presidente saharaui Brahim Ghali para tratarse.
Tras los vergonzosos hechos que recibieron la denuncia de la UE, la ministra española de Defensa, Margarita Robles, acusó a Marruecos de «agresión» y «extorsión», después de que más de 8.000 migrantes llegaran a Ceuta, subrayando que «los ataques a la frontera española y a la frontera de la UE son inaceptables por el derecho internacional.»
En el otro lado, la ministra española de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, se apresuró a convocar a la embajadora de Marruecos en España para expresar el enfado de las autoridades españolas y su negativa a entrar en Ceuta.
La Comisión Europea entró en la línea de enfrentamiento a través de la Comisaria europea de Interior, Eva Johansson, considerando que la frontera española «es la frontera de Europa, por lo que es necesario devolver a las personas que no tienen derecho a permanecer en Ceuta.»
Las crisis de Rabat con muchas capitales del mundo han dejado a otras más capitales indignadas por el intento de Rabat de chantajear a los países y presionarlos para que ratifiquen una ilegalidad, usando para ello métodos sucios, incluida la aventura y el juego con la vida de menores y bebés para obtener ganancias políticas que contradicen el derecho internacional. Un medio ilegal para lograr un objetivo criminal.
Origen: Marruecos abre otro frente diplomático con Sudáfrica y aumenta la lista de países en confrontación.