Mientras Marruecos se prepara para acoger la Copa de África de Naciones, uno de los diarios más influyentes del mundo, The Guardian, ha puesto el foco este jueves en una realidad muy distinta a la imagen de modernidad y estabilidad que Rabat intenta proyectar al exterior. En un extenso reportaje firmado por Renée Boskaljon, el periódico londinense denuncia la detención arbitraria de miles de jóvenes manifestantes, palizas bajo custodia policial, torturas y graves violaciones de derechos humanos, tras las protestas sociales del otoño de 2025.
Las movilizaciones, conocidas como “Gen Z 212” —en referencia al prefijo telefónico de Marruecos—, fueron las más importantes desde la Primavera Árabe de 2011. Jóvenes de todo el país salieron a la calle para protestar por el abandono de la sanidad y la educación públicas, dos pilares básicos que el Estado marroquí lleva años descuidando mientras prioriza grandes proyectos de prestigio internacional. La respuesta del régimen, según organizaciones de derechos humanos citadas por The Guardian, fue inmediata y brutal.
El diario recoge testimonios estremecedores. Una madre relata cómo su hijo de 18 años fue detenido mientras cenaba en un bar, sin participar siquiera en una protesta. Durante la detención fue golpeado hasta perder varios dientes y volvió a ser agredido en comisaría por negarse a firmar declaraciones policiales. Otros jóvenes habrían pasado horas sin comida ni agua, mientras eran sometidos a palizas y amenazas. The Guardian habla sin ambages de “horrific beatings” (palizas horribles), una expresión poco habitual en la prudente jerga del periodismo británico.
La represión no distinguió género ni edad. Según Souad Brahma, presidenta de la Asociación Marroquí de Derechos Humanos (AMDH), manifestantes mujeres sufrieron acoso sexual, insultos y tocamientos, mientras que decenas de menores permanecen aún detenidos. El reportaje recuerda que tres manifestantes fueron abatidos por disparos el 1 de octubre en Lqliâa, cerca de Agadir, y que entre los heridos había niños de apenas 12 años con heridas de bala. Las autoridades alegan un supuesto asalto a una comisaría, una versión que las organizaciones de derechos humanos cuestionan abiertamente.
Los datos son contundentes: más de 2.400 personas procesadas, decenas ya condenadas a penas que alcanzan los 15 años de prisión, juicios sin garantías, ausencia de abogados durante los interrogatorios y una presunción de inocencia sistemáticamente vulnerada. Amnesty International y Human Rights Watch coinciden en que se trata de una operación de castigo ejemplarizante. “El gobierno se asustó y organizó esta represión para dejar claro que no tolerará ninguna forma de disidencia”, afirma Ahmed Benchemsi, portavoz de Human Rights Watch, citado por The Guardian.
Todo ello ocurre mientras Marruecos busca consolidar su imagen como socio fiable, destino turístico y anfitrión de grandes eventos deportivos. El contraste es tan evidente como incómodo. El propio reportaje subraya que, tras las protestas, el Gobierno anunció reformas y más gasto social, pero las detenciones, las condenas y el miedo siguen marcando la vida de miles de jóvenes. Muchos ya no se atreven a volver a la calle. “Lo que ocurre dentro de las prisiones permanece en gran medida oculto”, advierte Mustapha Elfaz, de la AMDH en Marrakech.
Este trabajo de The Guardian no es un hecho aislado, sino parte de un patrón que desde hace años venimos denunciando: la represión sistemática en Marruecos, dentro de sus fronteras reconocidas y, con mayor crudeza aún, en el Sáhara Occidental ocupado. La criminalización de la protesta social, la tortura, los juicios sin garantías y la impunidad de las fuerzas de seguridad forman parte de un mismo modelo autoritario que Occidente prefiere ignorar cuando Rabat es presentado como aliado estratégico.
Que sea un gran medio internacional quien utilice términos como “abusos horribles” debería hacer reflexionar a quienes continúan blanqueando al régimen marroquí en nombre de la estabilidad, la cooperación o los intereses geopolíticos. La juventud marroquí —como antes y con mayor dureza la saharaui— está pagando un precio muy alto por reclamar derechos básicos. Y mientras se preparan estadios y ceremonias, la represión sigue siendo el verdadero lenguaje del poder.
Plataforma NO TE OLVIDES DEL SÁHARA OCCIDENTAL
Fuente: “Morocco accused of ‘horrific’ abuse of detained gen Z protesters”, The Guardian, 18 de diciembre de 2025.
Origen: Morocco accused of ‘horrific’ abuse of detained gen Z protesters | Morocco | The Guardian
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