Marruecos, en el epicentro de las condenas internacionales por la falta de libertad de expresión y derechos fundamentales

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Marruecos, en el epicentro de las condenas internacionales por la falta de libertad de expresión y derechos fundamentales

 

 

Sidi Maatala.

ECS. Madrid. | De forma inédita, la comunidad internacional continúa condenando al régimen marroquí, tanto organizaciones como países, debido a su continua violación de los derechos humanos y las restricciones a la libertad de expresión y sus intentos de acallar todas las voces que critican las prácticas del régimen alauita.

En los últimos años, el régimen marroquí – según los informes de organizaciones internacionales de derechos humanos- ha intensificado sus campañas de arresto contra periodistas, activistas de derechos humanos, blogueros y artistas, persiguiéndoles «por acusaciones endebles y falsas», la mayoría de las cuales se relacionan con cuestiones éticas con el objeto de ajustar “cuentas políticas” y de paso, disuadir a todos los opositores.

Las prácticas represivas del régimen marroquí contra activistas de derechos humanos y medios de comunicación han despertado el descontento de la comunidad internacional, que ha denunciado reiteradamente estas prácticas, ya se trate de violar los derechos humanos en los territorios saharauis ocupados o en el interior de su país, con una represión dirigida a los profesionales de los medios de comunicación, profesores y opositores a la normalización con el estado de Israel.

El caso del periodista marroquí Souleiman Raissouni, editor del disuelto periódico “Akhbar Al-Youm” fue uno de los temas que más controversia generó, desafiando la maltrecha credibilidad del poder judicial marroquí, y dañando enormemente la vaga imagen del Reino en el ámbito externo, después de que la huelga de hambre de Raissouni excediera el centenar de días.

Raissouni, conocido por sus artículos críticos con las autoridades de Marruecos, fue arrestado arbitrariamente bajo cargos de “agresión sexual” el 22 de mayo del año pasado, por policías con atuendo de civil mientras aparcaba su automóvil en la ciudad de Casablanca. Tras un año en prisión, la semana pasada fue condenado a 5 años de prisión y una multa de 100.000 dirhams marroquíes, aproximadamente más de 9.000€.

El juicio de Raissouni, que según la organización “Reporteros sin Fronteras”, estuvo “caracterizado por muchas violaciones”, siendo varios los que lo describieron como una “mancha en la frente del poder judicial marroquí” , criticando duramente la forma en que las autoridades trataron este caso.

En este contexto, Estados Unidos criticó a Rabat, tras la condena de Raissouni a 5 años de prisión, pidiendo la protección de los periodistas y la provisión de un ambiente laboral alejado de detenciones injustas y amenazas coactivas, recordando que van en contra de la constitución marroquí de 2011. Siendo la primera vez que la Administración Biden reprende públicamente a Marruecos. Ya en el mes pasado, Blinken le trasladó a Bourita su preocupación acerca de la situación de los derechos humanos y libertades en Marruecos.

El portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos, Ned Price, dijo que Estados Unidos estaba «decepcionado» por el fallo emitido contra Souleiman Raissouni, quien fue condenado a cinco años de prisión.

El diplomático estadounidense pidió la protección de la libertad de prensa y agregó: «Los gobiernos deben garantizar que los periodistas desempeñen sus funciones esenciales de manera segura sin temor a un arresto injusto o amenazas», y señaló que su país está siguiendo de cerca este caso y los casos de otros periodistas detenidos en Marruecos, incluido Omar Radi. «Hemos planteado estas preocupaciones al gobierno marroquí y seguiremos haciéndolo».

Como recordatorio, a principios de mayo pasado, el jefe de la diplomacia estadounidense, Anthony Blinken, pidió a las autoridades marroquíes que renovaran su compromiso con la protección de los derechos humanos, en un momento en el que el Sáhara Occidental y Marruecos son testigos de una escalada militar, análoga a la escalada represiva que sufren los civiles saharauis en las ciudades ocupadas de Smara, Bojador, Dakhla y El Aaiún.

«El secretario de Estado alentó a Marruecos (…) a renovar su compromiso con la protección y promoción de los derechos humanos y libertades fundamentales», afirmó en un comunicado el secretario de Estado estadounidense tras las conversaciones mantenidas con su homólogo marroquí Nasser Bourrita.

Esta segunda advertencia del jefe de la diplomacia estadounidense llega en un momento en que se están erigiendo voces en los Estados Unidos para denunciar el régimen autocrático de Marruecos y la supresión de toda crítica que ejerce.

Anteriormente, “The Washington Post”, en una editorial, reconoció que los periodistas encarcelados en Marruecos, mencionando especialmente a Souleiman Raissouni y Omar Radi, merecen la atención de la administración Biden, instando a que “debería conversar con el régimen marroquí». The Washington Post aseveró que «Radi y Raissouni deben ser liberados antes de que el régimen marroquí reciba concesiones políticas adicionales de los Estados Unidos».

Las críticas no cesan, respecto a Europa, periodistas de todo el continente se han sumado a las muestras de apoyo y condena contra el encarcelamiento de periodistas. Destaca la organización Euro-Med Monitor, con sede en Ginebra, publicó un informe titulado “Marruecos… sofocando la otra opinión”, enumerando las grandes restricciones que ejercen las autoridades marroquíes contra la libertad de opinión y expresión, y la libertad de prensa en el país, a través de métodos ilegales que consisten en procesar y difamar a los activistas y periodistas opositores o contrarios al gobierno. En el susodicho informe revelaron que las autoridades marroquíes siguen deteniendo y procesando a 21 periodistas y activistas de derechos humanos y civiles por expresar estos sus opiniones a través de los medios de comunicación y las redes sociales.

El informe destacó el juicio de periodistas y activistas de la oposición por cargos completamente injustos. Los tribunales marroquíes dictaron sentencias que fueron consideradas «duras» contra periodistas y activistas opositores, la más reciente de las cuales fue la sentencia del periodista «Souleiman Raissouni» el 9 de julio, a cinco años de prisión por una presunta participación en una «agresión sexual», sin más detalles.

El informe de la organización europea repasó las presiones ejercidas por las autoridades marroquíes sobre distintos medios de comunicación y contra activistas, especialmente destacan por su uso las presiones judiciales que utilizan para silenciarlos y condenarlos al ostracismo, lo que se conoce actualmente como la »Cancel Culture». En la misma línea, denunciaron que en apenas los dos últimos años, se han desarrollado procesos judiciales contra periodistas y activistas, siendo algunos de ellos condenados a penas desproporcionadas que los han hecho languidecer en las cárceles del estado marroquí hasta la actualidad.

En su informe, el Monitor Euromediterráneo se basó en los testimonios de 15 periodistas y activistas marroquíes y sus respectivas familias, que fueron objeto de persecución, detención, difamación y tortura psicológica, en el contexto de las labores periodísticas por las que expresaron sus opiniones sobre una serie de incidentes en Marruecos.

El informe destacó un »fenómeno creciente de difamación contra opositores y periodistas a través de medios de comunicación y figuras cercanas al estado, ya que opositores y periodistas son blanco de campañas de difamación y desprestigio en medios visuales, redes sociales y sitios web, para disuadirlos de criticar a las políticas del Reino.»

De momento Rabat guarda silencio, un silencio que esconde mucho ruido. Una actitud que ya vimos cuando fue condenada por la UE por inducir la inmigración masiva en Ceuta y cuando EE.UU afirmó que su política para el Sáhara Occidental difiere de la de Trump.

Crecen las miradas exteriores en torno a Marruecos, que han hecho evidenciar las fallas de un sistema autocrático que se vendía como una democracia desde 2011 y que no es capaz de garantizar ni los derechos humanos, las libertades fundamentales, erradicar la hambruna y mitigar los altos niveles de narcotráfico que asolan el país.

Origen: Marruecos, en el epicentro de las condenas internacionales por la falta de libertad de expresión y derechos fundamentales.