La expedición humanitaria a Tinduf regresa tras haber realizado un trabajo «extraordinario» de 400 consultas en una semana
La expedición riojana organizada por la Asociación Riojana de Amigos de la República Árabe Saharaui Democrática para prestar ayuda humanitaria en los campamentos de refugiados de Tinduf regresó ayer a La Rioja. El viaje ha durado nueve días y han sido tan intensos como positivos. «Volvemos súper contentos, primero, por el recibimiento, ha sido una experiencia muy gratificante. Y a nivel profesional hemos trabajado dos equipos en casos de discapacidad y de epilepsia, con la dificultad del idioma y ausencia de informes y medicamentos», expone Myriam Salvá, neuropediatra del Hospital San Pedro.
La asistencia sanitaria en El Aaiún, Auserd, Esmara, Bojador y Dajla, los cinco campamentos a los que han acudido, es muy precaria. Tanto es así que mientras que un equipo de médicos pasaba consulta (más de 400 en una semana), otro se desplazaba en busca de pacientes, sobre todo personas con discapacidad. «Había niños de ocho años que no habían visto nunca un médico o les han dado poca información de lo que les pasa», explica Myriam Salvá. Y es que a los problemas de salud hay que sumar barreras culturales, una movilidad reducida que se agrava sobre la arena, donde las sillas de ruedas no sirven, y también el tabú que muchas veces todavía supone la discapacidad. «Explicarles qué es la epilepsia, por ejemplo, es complejo, porque no es una enfermedad mental como muchos creen», advierte Salvá. Y la neuropediatra destaca que el tratamiento personal, que ha sido «muy humano», a los saharauis «les resultaba peculiar porque no están acostumbrados».
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Origen: Medicina riojana bajo las haimas del Sáhara | La Rioja