No obstante, a entender de quien escribe, en los últimos años hemos asistido a una inexcusable amplificación del mencionado concepto, dado que, ante los cambios producidos en las sociedades, con la progresiva ampliación de derechos, el sistema que rige gran parte de los Estados del mundo, no podía quedar desligado de esta realidad.

En el caso español, hablar de su democracia, de su sistema democrático, está intrínsecamente ligado a la ausencia de descolonización del territorio del Sáhara Occidental por numerosas razones. Una de las más evidentes es que durante la década de los setenta el legítimo derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación e independencia quedó relegado por la situación política que atravesaba España.

Hablar de democracia en España está intrínsecamente ligado a la ausencia de descolonización del territorio del Sáhara Occidental

Sin embargo, en lugar de establecerse como una de las prioridades del Estado español tras su vuelta a la normalidad democrática; siguió obviando los legítimos derechos del pueblo saharaui, y especialmente, su responsabilidad como potencia administradora del territorio del Sahara Occidental.

Dicha dejación de funciones nos acompaña todavía hoy, y muestra de ello, -entre otras tantas reiteradas a la par que reprochables-, ha sido la negativa a introducir al Sahara Occidental y su pueblo en las distintas leyes de memoria democrática aprobadas desde la promulgación de la vigente Constitución Española en 1978.

De este modo, el derecho de las víctimas saharauis a la investigación, el reconocimiento y la reparación ha sido pospuesto durante décadas. Así, los familiares de Mohamed Sid Brahim Basir (Basiri) siguen, todavía hoy, buscando respuestas.

Basiri era el líder del movimiento de liberación saharaui. Fue detenido por las fuerzas de seguridad españolas tras “el grito de Zemla”, una gran manifestación que tuvo lugar en El Aaiún (capital del Sahara Occidental) el 17 de junio de 1970

(…)