La desaparición de Khaddad se produjo en un momento delicado, tras el fracaso de la misión #Kohler en el proceso de resolución de la ONU y en conjunción con un punto de inflexión significativo en la cuestión nacional, fechado en noviembre de 2020. En este contexto de incertidumbre y renovados desafíos, la pérdida de un hombre de su estatura, plenamente comprometido y presente en todos los frentes de la lucha, agudizó la sensación de vacío y la percepción de una herida aún abierta.

Perteneciente a la generación fundadora, Khaddad encarnaba una rara combinación de solidez de los principios originales y una extraordinaria capacidad de diálogo y conexión con las nuevas generaciones. Su apertura mental y su constante curiosidad intelectual lo impulsaron a adoptar nuevos conocimientos y tecnologías, impulsando una búsqueda continua de innovación y soluciones creativas para la causa saharaui.

Quienes lo conocieron de cerca recuerdan con admiración su total dedicación a la causa. Las preocupaciones de su pueblo eran su pensamiento constante, un compromiso que lo acompañaba desde la vigilia hasta el sueño. Su agenda estaba enteramente absorbida por la necesidad de llevar a cabo las tareas, de explorar todas las vías posibles para el avance de la cuestión nacional. Como él mismo decía en sus últimos días, con la visión proyectada hacia el futuro: “Si Dios nos ha dado una vida más larga, debemos hacer esto y aquello…”. Esta incansable dedicación le llevó a sacrificar su esfera privada, relegando a un segundo plano los afectos familiares y los intereses personales.

Cinco años después de su martirio, su presencia espiritual y el recuerdo de su compromiso siguen impregnando todos los aspectos de la vida del pueblo saharaui. El vacío dejado por su fallecimiento sigue siendo palpable, un testimonio indeleble de sus contribuciones y su liderazgo.

En este aniversario, la comunidad saharaui se une en el recuerdo y la oración, invocando la misericordia divina para Khaddad. Que su alma descanse en paz, acogida en el Paraíso entre los mártires, los profetas, los veraces y los justos. Uniéndonos al coro de quienes lo amaron y respetaron, reconocemos en él un ejemplo de dedicación y sacrificio que seguirá inspirando a las generaciones futuras en la lucha por la justicia y la autodeterminación.