Según la prensa belga, el juez Michel Claise explicó que la investigación, que se inició con una operación de los servicios secretos belgas y otros servicios de seguridad europeos, se refiere a «acciones de injerencia en las instituciones de la Unión Europea» realizadas por Marruecos a través de la corrupción de personas en la cima del mundo institucional europeo» en general.
No obstante, precisa la misma fuente, la justicia se centra principalmente en lo sucedido en el Parlamento Europeo donde «la política del grupo de Socialistas y Demócratas (S&D) habría sido influida en nombre de Marruecos por un equipo de tres italianos» cuyos nombres son: Pier Antonio Panzeri, Andrea Cozzolino y Francesco Giorgi.
Marruecos habría recurrido a este grupo parlamentario para “cultivar sus múltiples intereses haciéndose guiar en su funcionamiento por Mohamed Belahrache, un activo funcionario de la DGED (Dirección General de Estudios y Documentación), los servicios secretos de Rabat”.
Este oficial marroquí habría actuado a través del embajador de Marruecos en Polonia, Abderrahim Atmoun, que “trabajaría en estrecha colaboración con los servicios secretos marroquíes” y que se habría reunido en varias ocasiones con Panzeri y Cozzolino en Bruselas y Varsovia.
Rabat se apoyó en un grupo de «amigos» en la Eurocámara.
Para llevar a cabo sus operaciones, los tres italianos habrían contado «con la colaboración de un grupo de eurodiputados -todos miembros del grupo parlamentario S&D- descritos como amigos cuyos más cercanos serían Eva Kaili, Arena Maria, Moretti Alessandra y Benifei Brando María».
El exdiputado Antonio Panzeri, el actual diputado Andrea Cozzolino y su asesor Francesco Giorgi «en su mayoría recibían órdenes de Atmoun Abderrahim», pero «también estarían en contacto directo con Yassine Mansouri, el director general de la DGED, a quien Cozzolino habría conocido personalmente en Marruecos en 2019».
Las órdenes de captura emitidas contra estos acusados mencionan y citan vuelos de regreso reservados para el otoño de 2019 por la DGED para Cozzolino.
En este contexto, el diario «Il Fatto quotidiano», que cita a los investigadores belgas que interceptaron conversaciones entre Antonio Panzeri y su familia, cuenta cómo este ex eurodiputado y su mujer «aprovecharon un viaje a Marruecos en junio de 2022 para informar de posibles recompensas» por actividades de injerencia en beneficio de Marruecos.
Los obsequios ofrecidos por el régimen de Majzen también se mencionan nuevamente en otra interceptación casi dos meses después. Se trata de una discusión que tuvo lugar en el apartamento de la pareja Panzeri-Colleni.
Los investigadores redactan en los documentos: «Como parte de nuestra asistencia técnica (…), se llamó nuestra atención sobre información que indicaba la posible presencia de bienes adquiridos ilegalmente en la residencia italiana de la pareja Panzeri-Colleni».