Hoy mi corazón tiembla de tristeza ante las imágenes de cadáveres amontonados al lado de la valla de Melilla. Nunca pensé que un continente como África, con sus riquezas, con su fauna y su diversidad cultural, iba a pagar el precio del hambre con vidas arrebatadas por la crueldad de quienes actúan impulsados desde el desprecio y la indignidad.

Los refugiados sudaneses que huían de la guerra, atravesaron Chad, Libia, Túnez y Argelia. Buscaban una oportunidad al igual que muchos refugiados que hoy languidecen en medio del hambre y la enfermedad en Yemen, Siria, Libia o Ucrania.

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