
Naâma Asfari es uno de los rostros más destacados de la resistencia pacífica saharaui. Activista comprometido con la autodeterminación del Sahara Occidental, su trayectoria como defensor de los derechos humanos está teñida de valentía y sacrificio. Encarcelado desde 2010 en condiciones inhumanas, su caso evidencia la represión sistemática contra quienes luchan por la libertad en este territorio ocupado por Marruecos.
El inicio de la lucha
Desde joven, Naâma Asfari mostró una profunda conexión con su identidad saharaui y los valores de justicia y dignidad. Como copresidente del Comité para el Respeto de las Libertades y los Derechos Humanos en el Sahara Occidental, dedicó su vida a denunciar las violaciones de derechos humanos cometidas en la región. Su activismo ganó reconocimiento internacional, pero también lo convirtió en objetivo del aparato represivo marroquí.
Su detención en 2010, en el contexto del desmantelamiento violento del campamento de protesta de Gdeim Izik, marcó un punto de inflexión en su vida y en la lucha saharaui. Este campamento, conocido como «la primavera árabe olvidada», reunió a miles de saharauis que demandaban derechos básicos y el fin de la ocupación. Para Marruecos, Gdeim Izik representaba una amenaza, y la represión no tardó en llegar.
Un juicio injusto y la sombra de la tortura
Tras su arresto, Naâma fue sometido a un juicio militar plagado de irregularidades. Las confesiones utilizadas en su contra fueron obtenidas bajo tortura, un hecho documentado por organizaciones como Amnistía Internacional. A pesar de las denuncias, en 2013 fue condenado a 30 años de prisión, junto a otros activistas saharauis, en lo que muchos consideran un juicio político diseñado para silenciar voces críticas.
Una resistencia forjada en las cárceles
Torturas físicas y psicológicas documentadas por organizaciones internacionales
Naama Asfari ha sido víctima de torturas repetidas desde su detención en 2010, un hecho que ha sido denunciado por numerosas organizaciones internacionales como Amnistía Internacional, Human Rights Watch y el Comité contra la Tortura de la ONU. Entre las formas de tortura física se incluyen golpes, descargas eléctricas y prácticas que lo llevaron al extremo de su resistencia física. Se sabe que fue amarrado en posiciones dolorosas durante horas y privado de sueño, técnicas diseñadas para quebrar su voluntad.
La tortura psicológica ha sido igualmente brutal. Amenazas constantes contra su vida y la de sus seres queridos, insultos y humillaciones diarias se han utilizado para desmoralizarlo. Estas prácticas buscan no solo castigarlo, sino también enviar un mensaje intimidatorio a otros activistas saharauis. A pesar de las pruebas documentadas y de las denuncias, las autoridades marroquíes han negado sistemáticamente estas acusaciones, perpetuando un ciclo de impunidad.
Aislamiento, falta de atención médica y restricciones en las visitas familiares
Las condiciones de encarcelamiento de Naama Asfari en las cárceles marroquíes se caracterizan por el aislamiento prolongado, lo que tiene graves impactos en su salud mental. Este aislamiento lo mantiene alejado de otros presos y de cualquier forma de interacción humana significativa. Además, se le ha negado sistemáticamente el acceso a atención médica adecuada, incluso cuando su estado de salud lo ha requerido urgentemente. Por ejemplo, ha habido informes de problemas dentales y dolores crónicos no tratados.
Las restricciones en las visitas familiares son otro aspecto desgarrador. Claude Mangin, su esposa, ha enfrentado múltiples prohibiciones para visitarlo, con el pretexto de razones de seguridad. Esto no solo ha afectado emocionalmente a Naama, sino que también ha limitado su acceso a noticias del exterior y al apoyo moral que necesita. La desconexión impuesta entre él y su familia es una forma calculada de aislamiento emocional que amplifica su sufrimiento.
Testimonios de Naama desde la prisión: intelecto y resistencia
A pesar de las condiciones extremas, Naama Asfari ha encontrado formas de mantener su resistencia intelectual y emocional. Sus testimonios desde la prisión revelan cómo se ha aferrado a su disciplina intelectual como un refugio frente a la adversidad. Ha profundizado en la lectura de filósofos como Jean-Paul Sartre y Albert Camus, cuyas reflexiones sobre la libertad, la resistencia y el sentido de la vida lo han ayudado a reafirmar su convicción en la lucha por su pueblo.
La obra de Sartre y su concepto de «existencia precediendo a la esencia» resuena profundamente en la lucha de Naama, recordándole que cada decisión y acción forma parte de su resistencia activa. Por otro lado, los escritos de Camus sobre el absurdo y la rebelión lo han animado a encontrar significado incluso en las circunstancias más inhumanas. Estas lecturas no solo han sido un sustento intelectual, sino también una forma de mantenerse conectado con sus ideales y de inspirar a otros.
Naâma ha llevado a cabo múltiples huelgas de hambre para protestar contra las condiciones inhumanas de su detención y exigir justicia. Sus escritos y testimonios desde la prisión han revelado al mundo la gravedad de las violaciones de derechos humanos en las cárceles marroquíes, convirtiéndose en un faro de esperanza para la causa saharaui.
La lucha desde el exterior: la marcha por la libertad

Una pieza fundamental en la lucha por la liberación de Naâma es el papel de su esposa, Claude Mangin. En un acto de amor y solidaridad, Claude ha impulsado numerosas iniciativas, incluyendo la destacada «Marcha por la Libertad». Este movimiento, que recorrerá varias ciudades francesas y españolas, busca no solo visibilizar el caso de Naâma, sino también dar voz a la causa saharaui. La marcha, llena de simbolismo y resiliencia, movilizará a activistas, políticos y ciudadanos comprometidos con los derechos humanos, llevando el mensaje de justicia y libertad más allá de las fronteras.
Su situación actual
En la actualidad, Naâma se encuentra recluido en la prisión de Kenitra, lejos de su familia y de su tierra natal. Las condiciones siguen siendo precarias, y los informes de tortura y malos tratos continúan. En respuesta a estas violaciones, Claude Mangin sigue liderando una campaña incansable, utilizando plataformas internacionales para denunciar las injusticias y exigir un cambio.
El caso de Naâma también ha llegado al Comité contra la Tortura de las Naciones Unidas, que ha instado a Marruecos a investigar las denuncias de tortura y garantizar un juicio justo. Sin embargo, las autoridades marroquíes han ignorado estas demandas, perpetuando un ciclo de impunidad.
La relevancia de su lucha
La historia de Naâma Asfari es un recordatorio poderoso de la resistencia frente a la opresión. Su caso ha expuesto las prácticas represivas de Marruecos y ha movilizado a defensores de los derechos humanos en todo el mundo. Además, su valentía ha inspirado a una nueva generación de activistas saharauis, que continúan la lucha por la autodeterminación de su pueblo.
Conclusión

La liberación de Naâma Asfari y otros presos políticos saharauis es una cuestión de justicia y dignidad. Su caso simboliza la lucha más amplia del pueblo saharaui por su derecho a decidir su propio destino. Mientras Naâma sigue resistiendo desde la prisión, la solidaridad internacional, alimentada por movimientos como la marcha por la libertad de Claude Mangin, es crucial para mantener viva la esperanza y exigir un futuro libre para el Sahara Occidental.