Escoltados fuera de la ciudad, ambos fueron llevados primero a Agadir en taxi y luego en autobús a Marrakech. Tras dos días más en Marruecos, pasados bajo estricta vigilancia por agentes vestidos de civil y en contacto constante con la Embajada de Italia en Rabat, regresaron a Italia el 29 de abril en un vuelo regular.
Estas afirmaciones son falsas. Los dos profesionales llegaron a El Aaiún en autobús turístico, tras volar de Casablanca a Dajla para documentar la represión que el régimen marroquí ejerce sobre disidentes, activistas y periodistas, tanto dentro del país como a nivel transnacional. No hubo actividad periodística en El Aaiún, adonde llegaron apenas tres horas cuando fueron expulsados. Técnicamente no fue una expulsión, sino más bien una invitación forzada a abandonar la ciudad.
Garavoglia y Culmone regresaron a Italia con nuevas historias para compartir y una conciencia aún más fuerte: las noticias no son ellos, sino las personas que experimentan la represión de primera mano todos los días. Su compromiso sigue siendo el mismo: dar voz a quienes, a pesar de todo, siguen usando las palabras para decir la verdad.