OPINIÓN
Por Mah Iahdih Nan /ECS
La infame monarquía marroquí, que no se cansa de provocar conflictos y desavenencias con sus vecinos, su política es un no parar. Siempre está inmerso en enfrentamiento y disputas con todos los países vecinos, cualquier, acto, palabra, gesto o acción que no le gusta es motivo de fricción con estos países, que están hasta la coronilla de tantos enfados, malentendidos, disgustos, chantajes y coacciones. Es un vecino incomodo, con el que no funcionan los propósitos de buena vecindad, no hay antídoto para evitar sus constantes enfrentamientos; no sirve la mano dura, ni la adulación, ni las ayudas ni tampoco su mezcla. No hay por donde cogerlo, las relaciones con Marruecos son un disparate de ida y vuelta infinito.
El sábado pasado, Marruecos convocó al embajador de España, en el enésimo conflicto (chantaje), ahora el motivo es la llegada a España del Presidente de la RASD Brahim Gali para recibir atención médica; fíjense hasta donde llega la impertinencia y la grosería de está autocracia feudal instalada en el siglo XXI, con el beneplácito del mundo occidental, que convoca al embajador de un país vecino que se supone es; aliado estratégico, socio preferente, vecinos con relaciones sólidas y firmes y amigo en la colaboración y en la lucha contra todos los males (aunque esos males sean fabricados por el propio Marruecos), por darle asistencia médica y humanitaria a una persona que es presidente de un país con vínculos históricos, culturales y sociales profundos y arraigados con el Estado español. La osadía de está injerencia es de tal calibre que seguramente no tiene precedentes en los anales diplomáticos. Un país soberano que toma una decisión con carácter humanitario de ofrecer atención médica a una persona, tiene que soportar los insultos y amenazas de un vecino sin escrúpulos.
En el comunicado emitido por Ministerio de Exteriores, se quejan con sus habituales pataletas, utilizando un lenguaje soez y ofensivo, contra un país que ha superado todas las barreras de las concesiones posibles. España ha utilizado con Marruecos todo tipo de métodos de entendimiento basados en la comunicación, cooperación, contribución, aportación e incluso la subvención y los regalos, todo con tal de evitar el enfrentamiento y el acoso interminable, pero ninguna de estas estrategias ha funcionado. Con Marruecos todo tipo de acuerdo o avenencia a medio o largo plazo es imposible, porque su concepto de la política y de las relaciones internacionales se basa en sacar réditos y ventajas de forma rápida y a toda costa, por encima de las relaciones sanas y cordiales.
Es cierto que el Majzén se aprovecha de la debilidad de España y su falta de reacción ante sus caprichos, para multiplicar sus presiones y sus más inverosímiles demandas y ha convertido la relación entre ambos en toxica y angustiosa, marcada por la impertinencia, el enfado y la inmadurez.
Convocar a un embajador sobre un asunto soberano y que no atañe a las relaciones reciprocas, no ocurre en ningún otro lugar del mundo por muy tensas que sean las relaciones entre dos países y menos por una acción humanitaria. Cuando se trata de países normales, las situaciones humanitarias, por norma general facilitan el entendimiento y la comprensión y se impone la cortesía y la racionalidad, pero con Marruecos eso es inconcebible. Marruecos ha convertido la confrontación y la pugna en un acto de total normalidad con todos sus vecinos e incluso con otros fuera de su área geográfica como por ejemplo Alemania o Sudáfrica.
Marruecos, utiliza palabras gruesas contra España por la acogida del presidente Saharaui, porque siempre se ha refugiado en un lenguaje falaz, simplón, artificial y embustero y se lo ha acabado creyendo de tanto repetirlo, para coaccionar a España en el caso del presidente Saharaui, exporta los mantras de su propaganda interior e intenta sacar provecho de conceptos muy desfasados e irreales como: “La RASD no existe”, “el Frente Polisario son milicias”, “los Saharauis quieren ser marroquíes”, “los Saharauis de los campamentos están secuestrados”, “el conflicto del Sáhara Occidental es una fabricación argelina” y podemos escribir un libro de falsedades inventadas por el Majzen a lo largo de 45 años, sin acreditar ni una sola de estas invenciones. Pero la realidad coloca al Majzen cada dos por tres delante de un espejo real, pero desgraciadamente nada cambia y la ficción y el engaño en el que viven continua. En realidad, la política del Majzen si fuese una persona le diagnosticarían el trastorno de esquizofrenia paranoide.
Su argumento más redundante es “La RASD no existe” y cada año, dos o tres veces, su presidente de gobierno o su propio Rey se sientan en una mesa con el presidente Barhim Gali, en el marco de las cumbre de jefes de Estado de la Unión Africana. Sus ministros comparten mesa con los diferentes ministros Saharauis. Se adhieren a la Unión Africana y firman su carta constitutiva en la que figura la RASD como un estado miembro y fundador de esa Organización. Pero cuando toca influir o presionar a otros países, sacan de la chistera sus falsedades de siempre. Las contradicciones del Majzen hacen que por un lado se sienta con total normalidad con la RASD, de igual a igual en el organismo africano, y por otro lado en sus relaciones bilaterales, se lo niega a los demás países susceptibles a ceder ante sus imposiciones y de aquí viene su rabieta infantil con el Gobierno de España.
De cualquier forma y para no variar, Marruecos ha sacado el látigo para azotar a España y castigarla como de costumbre; El presidente Saharaui, llego el miércoles y el fin de semana siguiente, la zona colindante a las Islas Canarias estaba repleta de cadáveres y pateras, además incitaron a lanzarse al mar nadando a más de 130 jóvenes y menores para llegar a territorio español en Ceuta. ¿Hace falta más pruebas para constatar que Marruecos es un país desleal y chantajista?
Origen: Cuando Marruecos mezcla su insolencia con su «infantilismo».