Podcast del conflicto del Sahara Occidental: Por Carlos Pulido y Laura Amaya para la clase de Geopolítica

Podcast del conflicto del Sahara Occidental: Por Carlos Pulido y Laura Amaya para la clase de Geopolítica

(TRADUCCIÓN AUTOMÁTICA)

El Sáhara Occidental: un conflicto olvidado

Hola, buenos días a todos. Mi nombre es Laura Maya. Y yo soy Carlos Pulido. Hoy vamos a hablar de un tema de suma importancia: el Sáhara Occidental, un conflicto que, con el paso del tiempo, ha sido relegado al olvido.

Para entender la situación actual, comencemos por un breve contexto histórico. Según el libro Breve historia del Sáhara Occidental de Barriñeda (2022), este territorio fue una colonia española hasta 1975. Durante décadas, España mantuvo el control sin permitir la autodeterminación de su pueblo. A mediados del siglo XX surgieron movimientos independentistas, como el Frente Polisario, que exigían la liberación del territorio.

En 1975, presionada por factores internos y externos, España firmó los Acuerdos de Madrid —un grave error histórico— y transfirió la administración del Sáhara Occidental a Marruecos y Mauritania, sin consultar a la población saharaui. Esto desencadenó el inicio del conflicto actual: Marruecos ocupó el territorio, el Frente Polisario proclamó en el exilio la República Árabe Saharaui Democrática y miles de familias fueron expulsadas de sus hogares. Hoy, el Sáhara Occidental sigue figurando en la ONU como “territorio no autónomo pendiente de descolonización”. Sin embargo, la falta de interés de las grandes potencias ha mantenido la situación estancada.

La pregunta es inevitable: ¿por qué, después de tantas décadas, no se ha encontrado una solución? El conflicto se mantiene vivo, con una población atrapada entre la ocupación y el exilio, mientras gran parte de la comunidad internacional mira hacia otro lado. Nuestro objetivo aquí es dar voz a historias históricamente silenciadas.

Uno de los actores principales es Marruecos, que desde el año 2000 se ha opuesto sistemáticamente a cualquier iniciativa que incluya la independencia, rechazando el referéndum de autodeterminación avalado por la ONU. En 2007 propuso una autonomía limitada bajo su soberanía, aceptada por algunos países pero rechazada por el Frente Polisario por no respetar el derecho a decidir del pueblo saharaui. Esta estrategia ha frenado el referéndum y reforzado la presencia marroquí en el territorio.

España, por su parte, como antigua potencia administradora, tenía la obligación legal de garantizar un proceso de autodeterminación, pero optó por abandonar su responsabilidad, entregando el territorio a Marruecos y Mauritania. El Frente Polisario, además de ser un actor militar, es el símbolo político de la resistencia saharaui, reconocido por numerosos países aunque la mayor parte del territorio sigue ocupada.

En 1991, tras años de guerra, se acordó un alto el fuego mediado por la ONU, con el compromiso de organizar un referéndum que nunca se realizó. Marruecos mantiene el control de gran parte del territorio y ofrece una autonomía limitada, mientras el Frente Polisario y la mayoría de la población saharaui insisten en la necesidad de una consulta que incluya la independencia.

La misión de la ONU (MINURSO), creada para organizar el referéndum, se ha visto bloqueada por la falta de voluntad política. Marruecos ha reforzado sus alianzas internacionales, particularmente con Francia, que en el Consejo de Seguridad ha utilizado su influencia para frenar resoluciones favorables al referéndum. Los intereses económicos —recursos pesqueros, fosfatos, y la ubicación estratégica— pesan más que el derecho internacional.

En el plano jurídico, como señala Valera Mateo en El fracaso del derecho internacional en el caso del Sáhara Occidental, este es un territorio colonial cuya población tiene el derecho a la autodeterminación, pero que sigue bajo ocupación debido a intereses geoestratégicos y económicos. Según la ONU, es uno de los 17 territorios no autónomos cuya situación se revisa cada año, aunque sin avances reales.

Marruecos ha sabido consolidar su posición mediante acuerdos comerciales y diplomáticos, mientras el Frente Polisario mantiene que cualquier resolución sin consulta directa al pueblo saharaui es ilegítima. Sin presión internacional, el conflicto continuará estancado, afectando a quienes viven en los campamentos de refugiados de Tinduf (Argelia) y en la diáspora.

Este caso es un recordatorio doloroso de cómo principios como la descolonización y el derecho de los pueblos a decidir su futuro quedan subordinados a la Realpolitik. España, que primero colonizó el territorio y luego lo abandonó, sigue siendo cómplice de la ocupación. Argelia, por otro lado, acoge desde hace décadas a decenas de miles de refugiados saharauis en condiciones duras pero dignas.

El Sáhara Occidental representa un ejemplo claro del doble rasero con el que las potencias tratan los conflictos, priorizando sus intereses por encima de los derechos humanos. Y hasta que esto no cambie, miles de saharauis seguirán esperando el día en que puedan regresar libremente a su tierra.